
Teoría no contrastada sobre la relación manos/cartas y el destino
Una vez quise leerme el futuro. Sola en mitad de la caja de zapatos donde habito, me miré las manos y creí que en las líneas que se marcan sobre la piel, podría encontrar las pistas que le condujesen por ese camino empedrado, de la misma forma que si hubiera sacado un seis en un dado y faltasen pocas casillas para alcanzar la meta. Observé la palma de mi mano, cada día un poco más áspera; llena de arrugas enigmáticas cargadas de secretos sobre mi destino; por desgracia, cuando les pregunté que sería de mí, no me respondieron. Las contemplé y aunque pensé que un soborno las motivaría para decirme en susurros alguna gran verdad, sólo descubrí que tenía un pequeño callo. Luego, pensé que había sido una estupidez porque no sé diferenciar que línea corresponde a cada cosa que viene a ser lo mismo que buscar "anacardo" en el tomo M de la enciclopedia.
La segunda vez que intenté averiguar mi futuro, volví a esconderme en mi caja de zapatos. Sabía que tenía un tarot por alguna parte, perdido entre arena y piedras pegadas a la suela de mis pies en algún momento, cualquier otro día. Cuando las vi, recurrí alegremente al manual de interpretaciones para novatos e ingenuos para disponerme a leer con todo tipo de lujos mi destino. Las barajé con cariño y cierta espectación, porque no todos los días se puede averiguar los intrincados avatares de lo que está escrito. Me senté en el suelo con las piernas cruzadas y haciendome la entendida, repartí varias cartas en el suelo. Debo admitir que me comía la curiosidad, así que cuando descubrí las primeras cartas me lancé sobre mi libro.
"Pronto, en un periódo circunstancial de días a semanas, habrá cambios en tu vida relacionados con el hígado, el páncreas, la circulación y las articulaciones. Vendrá de mano de una mujer de mediana edad de pelo castaño"
"Si cambias tus planes próximos y tomas la vía contraria, evitarás un gran mal sobre tu persona relacionado con los estudios, la inversión en bolsa y la economía a grandes rasgos. A tener cuidado con lo que comes"
"Los viajes que realices en los próximos días o semanas supondrán para ti un gran cambio en tu vida; tu mente se abrirá a nuevas fronteras y percibirás la realidad desde un punto de vista diferente. Ten cuidado con los derroches innecesarios, los aeropuertos; es posible que tu ascendente, si es Aries o Leo, te cause más problemas de los debidos por su influencia sobre las personas. Se cauta con los hombres jóvenes de ascendente Acuario y Géminis".
Fue decepcionante descubrir que sólo tenía la mitad de la baraja completa; son los peros de la manufacturación doméstica sin ámbitos de exportación lejos de mi caja. Creí, como dicen los grandes entendidos en la materia del destino, que tal vez éste no quería ser descubierto porque sino, deja de ser un misterio fundamental de la existencia; también, recordé otras de las citas de los diestros en la filosofía de lo que está por venir: si descubres ahora lo que viene mañana, la vida no tiene gracia. Ante semejantes verdades, más o menos consistentes y más o menos, patatera; opté por dejar de buscar. Pero no porque estuviera disuadida sino porque sabía que nadie me iba a dar una respuesta satisfactoria a mi pregunta.
Esa tarde salí de mi caja de zapatos, dejando la pregunta dentro.

Aquí están las fotos de la cena de fin de curso... Bueno, unas pocas, porque la compacta de mi hermana no daba para mucho las demás no merecían la pena, pero nos quedamos con los caretos de la gente que es lo que mola. La cena, sobra decir fue el mejor ejemplo de que estamos en crisis: tocaba repartir comida entre los doce millones de personas que éramos en el local, pero bueno, al menos el buzón de mensajes sirvió para algo.
De izquierda a derecha:

Israel (con su camisa, triunfadora de la noche) y Edu.

Sergio y yo.

Gala (con la cámara de Lola), Laura, Alicia, Lola y su super-corbata, y Zaida con sus tacones de crecimiento instantáneo.

Helena, Mito (con corbata!!), Mery e Irene.

Roberto, Juan y Antonio.
Sé que falta mucha gente de clase pero es que llegó un punto en que me exasperé con la cámara, pero ahí va, menciones a todos: Álvaro, Miguel, Dido, Sandra, Isa, Elia, Alejandro, Antonio Aumesquet, Álvaro Escriche, Cristina, Bea, Amparo, Olmo, Loreto, Emilio; y a los que no fueron: Ana, Mª Isabel, Úrsula y Maya.
Seguramente me deje a alguien, lo siento, mi memoria no da para mucho más. También mencionar a la gente de segundo de fotografía que estuvo con nosotros durante la cena.
Espero que la noche cundiera a todos y que el año que viene la repitamos de nuevo.






Arte... Yo y el arte no nos solemos llevar muy bien, yo soy una chica complicada y algo silenciosa, él es un chico al que le gusta llamar la atención. Nuestra relación siempre ha sido de amor-odio, desde el principio de los tiempos, cuando mi madre me compró mi primera caja de colores de cera con un par de años. En la primaria la cosa no es que fuera mejor: mis compañeros me copiaban los dibujos... En bachillerato me acribillaban a críticas cuando cogía un lápiz y ahora, no me entiendo muy bien con él. Tantos años de convivencia para llegar a la conclusión de que siempre habrá una barrera entre él y yo, un obstáculo insalvable.
La escaneografía... no me hacía mucha gracia la verdad pero cuando se me ocurrió narrar mi experiencia personal con las artes me vinieron un montón de recuerdos y hechos que había dejado guardados en un cajón. Desde muy pequeña me pasaba horas y horas sentada en la mesita junto al sofá dibujando con mis ceras de colores; cuando fui un poco más mayor me pasé a los lápices de madera porque molaban más y las ceras eran de niños pequeños, aunque en casa las seguía usando; en bachiller aprendí muchas cosas que aún conservo para mi repertorio y cuando hice gráfica, decidí sin lugar a dudas que era más de dibujo que de pintura.
En un principio puede parecer que no tiene nada que ver, pero para mí es un hecho muy siginificativo porque siempre me he sentido torpe en este mundillo y es lo que pretendía contar con las escaneografías. Mostrar esa barrera que ficticia o real, es como un obstáculo que me cuesta saltar y afecta a todo mi camino.

Estas dos son quizás más personales porque siempre pensé que mis manos eran cuando me preguntaban, la parte de mi cuerpo que más me gusta. Me llevo bien con ellas y las mimo mucho. Ellas son eso que me indica que debo seguir intentando saltar esta barrera de película adhesiva, porque se quedan quietas muy poco tiempo. Es como si la lección de Jürgen Klauke ya la tuviera aprendida y sólo me faltase ponerla en práctica.

Este ejercicio se lo quiero dedicar a Sergio. A menudo le ha dado las gracias por ayudarme tanto durante el curso pero nunca le había dedicado una entrada, así que... esta es tuya. Por dedciarte a mí sin pasarme factura, por no reprocharme nada jamás y ser tan paciente conmigo; por tu incansable espíritu y la gran imaginación que guardas bajo tus melenas a lo Jesucristo SuperStar.
PD: mi escaner está un poco hecho polvo, pero es monísmo al darme un fondo rosita en lugar de gris.







La realización de sombras ha sido un ejercicio arduo, mucho, sobretodo cuando el modelo no quiere cooperar o lo hace en exceso. Todo se me ocurrió viendo a mi perra dormitar junto a la puerta del patio donde justo cae el único rayo de luz de toda la casa entre las 12 de la mañana y las 2 de la tarde, así que no contaba con un margen de tiempo muy amplio (mucho menos cuando los días anteriores han estado un poco apagadillos). Utilicé las sombras proyectadas de la puerta y de mí misma para crear diferentes puntos oscuros. Luego, hablando de color sólo quería se predominase el negro (sombras y perro) y el color beige del suelo.
Se me ocurrió que las sombras parecían un poco intimidatorias para lo dulzona que es mi perra, pero al mismo tiempo es un tanto inmutable y me vino a la cabeza la relación cazador-presa, materia y espíritu, claros y oscuros, cosas grandes y pequeñas; una serie de elementos contrarios que respondían no sólo bien al ejercicio sino también con la peluda modelo.
"Gracias, amigo, cuyo esfuerzo presencio.
Bienvenido seas del modo más serio.
Yo soy Uyulala, la voz del silencio,
voz del Palacio del Profundo Misterio"
-La Historia Interminable, Michael Ende.
PD: Gracias a Lana por ser tan buena compañera, por dejarse colocar y por resistirse a ello, meterme los morros en la cámara y mirarme con esos ojillos tristes.