A finales de marzo de 2020, el mundo estaba sumido en una especie de parada obligatoria. El coronavirus se había expandido por todo el mundo y la pandemia era ya una realidad incuestionable, salvo por unos cuantos conspiranoicos. Los gobiernos optaron habitualmente por pedir a la gente que se encerrara en sus casos, impidiendo en muchos casos el traslado entre pueblos o ciudades. Esto generó, a su vez, un clima de confusión brutal porque era la primera vez que debíamos estar encerrados en confinamiento, en muchos casos solos, con tal de evitar la enfermedad. Frenar el contagio era lo obligatorio en ese momento, y lo que en principio se esperaba para dos semanas terminó durando dos meses. Un periodo en el que muchas familias quedaron separadas, sin poder siquiera despedir a sus seres queridos que se marchaban solos en los hospitales. También hubo muchas parejas que no pudieron estar juntas, con todo lo que eso supone para su vida sentimental. Como es natural, el confinamiento aumentó muchísimo el consumo de porno y sexo virtual.
Muchos trabajadores también tuvieron que quedarse en casa sin poder acceder a sus puestos y oficinas, algo que no sentó demasiado bien. Algunas empresas tuvieron que minimizar su producción y echaron mano de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo para equilibrar sus plantillas. Pero también había profesionales que no podían vivir de esa manera, como las prostitutas, por ejemplo. Fueron, sin lugar a dudas, uno de los gremios más azotados por la pandemia, no solo por las imposiciones gubernamentales, sino por el propio hecho del temor al contagio cuando todo volvió a la “normalidad”. En muchos casos, estas chicas ni siquiera tenían derecho a ayudas, ya que su trabajo está fuera de la ley. ¿Cómo sobrevivir en un momento así? Gracias a Internet y al cibersexo, que provocó el auge definitivo de las prostitutas virtuales. Estas chicas trabajaban desde casa realizando llamadas sexuales y conseguían, al menos, ganar algo de dinero mientras la situación cambiaba. Sin embargo, el éxito de esta tendencia ha sido tal que muchas de estas chicas se han quedado como prostitutas virtuales, un trabajo normalmente más cómodo y seguro que el de una escort tradicional.
El negocio de la prostitución es uno de los más antiguos del mundo, como siempre se trata de repetir cuando se habla de este tipo de servicios. Y hay parte de razón en ello, ya que hay testimonios de intercambio de sexo por dinero desde hace miles de años, en todos los contextos posibles. La prostitución ha sobrevivido a épocas muy duras, desde guerras hasta barbaries, pasando por plagas que, en cierto sentido, fueron también expandidas por este servicio. El sexo siempre ha sido una buena moneda de cambio para muchas mujeres, aunque la moralidad se haya interpuesto en muchas ocasiones en este tipo de servicios. La prostitución ha ido evolucionando de la mano de las tecnologías, pero sin cambiar su esencia, ofrecer sexo a cambio de un pago. Sin embargo, la virtualidad que ofrece Internet sí que supone un punto de inflexión.
Y es que el poder realizar cierto tipo de trabajos de forma remota ha ayudado mucho a muchas chicas. No es lo mismo, por supuesto, empezando por el detalle de que ellas no se entregan con su cuerpo a estos servicios, al menos no de forma física. Tanto es así que, de hecho, muchos no considerarían que estos servicios virtuales fueran prostitución… aunque los clientes paguen por ver cómo la chica hace todo lo que ellos le piden. La tecnología ahora permite mantener una videollamada en directo con cualquiera de estas chicas, que estarán encantadas de llevar a cabo cualquier acción que les pidamos, a cambio de ciertos pagos. Este trabajo como modelo erótica lleva ya mucho tiempo instaurado en Internet, pero ahora se está llevando a cabo de una manera más explícita y personal, gracias a las nuevas tecnologías.
Pero entonces, ¿cuál es el trabajo de una prostituta virtual? Básicamente, hacer todo lo que el cliente le pida, siempre poniendo sus propios límites, pero dejándose llevar por su lujuria y su morbo, a cambio de dinero. No es lo mismo que esas chicas que lo hacen de forma gratuita en algunos chats y foros, y tampoco es como el trabajo de una actriz porno que simplemente graba una escena y listo. Estas prostitutas virtuales están al servicio de los clientes en diferentes salas de chats, donde ellos pueden compartir sus deseos con ellas, para que hagan cualquier cosa que se les pase por la cabeza. De hecho, las nuevas tecnologías están llevando esto a un nuevo nivel ya que actualmente hay aparatos sexuales que funcionan de forma remota. Es decir, que podemos controlar el consolador de una prostituta virtual y hacerla tener un orgasmo, sea donde sea que estemos.
A través de estas llamadas, que suelen ser personales, la chica se pone en contacto con el cliente para que pueda pedirle lo que desea. Es habitual que los clientes busquen ver cómo la chica se masturba mientras les habla, y ellos mismos realizan esa misma acción. La inclusión de algunos aparatos electrónicos de última generación ha llevado también esto a un nuevo nivel en el que las prostitutas pueden disfrutar de auténticos orgasmos gracias a la interacción con los clientes. La diferencia con otras chicas es el trato personalizado y la forma en la que cada sesión de sexo virtual es única. La chica no presenta un vídeo para todos sus clientes, sino que los trata de manera personal e individual. Evidentemente, no es lo mismo que gozar de una relación completa en vivo y en directo, pero ante la imposibilidad de llegar a ese punto, las chicas le han sacado un gran partido a este tipo de servicios.
Las prostitutas virtuales trabajan en un entorno cien por cien cibernético, y por tanto, se sirven de todas las herramientas actuales para proyectar su imagen y llegar más y más clientes. Así lo hacen a través de redes sociales, seguramente la mejor plataforma de publicidad y creación de imagen de marca que existe. Solo que hay un pequeño problema. Redes como Instagram, Facebook o Tiktok suelen ser muy restrictivas con el contenido sexual, así que estas chicas deben pasar algo más “desapercibidas”. Camufladas entre streamers, influencers y aspirantes a modelos, las chicas muestran lo que pueden, con lencería, traje de baño o fotos pretendidamente morbosas. Para los curiosos que vayan a sus descripciones, encontrarán allí un enlace especial al contenido deseado.
En otras redes como Twitter y Onlyfans, las chicas no tienen por qué cuidarse tanto, ya que el contenido erótico y sexual es mucho más habitual y no está tan censurado. A través de las redes sociales, estas prostitutas virtuales tienen acceso a todo su público objetivo. Miles, a veces millones de hombres de todo el mundo, dispuestos a pagar por tener un rato de intimidad remota con ellas. Si una chica consigue tener 50.000 seguidores en su cuenta, por ejemplo, bastará con que cinco de ellos, un 0,01%, decidan pagar por sus servicios al menos una vez, para ganar muchísimo dinero. Esto ha multiplicado sus opciones y ha permitido que hoy por hoy sean muchas las chicas que hayan tomado el camino de la prostitución virtual.
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La expansión de Internet en las últimas tres décadas ha sido un evento tan crucial para la Humanidad como pudo serlo en su momento la llegada de los europeos a América, o la invención de la imprenta. Una revolución a tantos niveles que todavía estamos intentando procesarla, de hecho. Cada día hay novedades en torno al mundo online. Aparecen nuevas tecnologías, como las inteligencias artificiales, que prometen volver a cambiarlo todo en apenas unos años. Y además, todo ha coincidido con el cambio de milenio, en una etapa en la que la sociedad todavía se está adaptando a muchos cambios. Hay quien dice que Internet ha creado un nuevo mundo, aunque en realidad, seguramente sea mejor explicar que solo ha cambiado el que teníamos. Seguimos haciendo lo mismo que hace cien años, solo que a través de una nueva vía. Nos comunicamos más rápido, buscamos la felicidad en el entretenimiento y el amor, e incluso también hacemos el mal a través de Internet.
En los primeros años de la red de redes, la seguridad de la mayoría de servidores y páginas era cuanto menos cuestionable. Los hackers más adelantados prácticamente campaban a sus anchas en un mundo cibernético que todavía no estaba controlado. Cuando Internet creció y se hizo patente la necesidad de crear una serie de normas legales para evitar estafas, los hackers ya llevaban mucha ventaja. Han tenido que pasar años para que la mayoría de usuarios se sientan seguros a la hora de hacer sus compras por Internet. Dar los datos de su tarjeta de crédito, o incluso realizar trámites administrativos desde casa. Evidentemente, la seguridad se ha reforzado mucho en estos años, y se ha hecho también un gran esfuerzo en educar a la población para que evite las estafas cibernéticas. Sin embargo, todavía hay quien las sufre, ya que como decimos los expertos en hackeos suelen tener conocimientos mucho más profundos que los de cualquier usuario común. Basta con poner un anzuelo para que cualquier hombre o mujer pique en la estafa, y acabe lamentándose de por vida. En este artículo vamos a recoger las estafas cibernéticas más habituales, y la forma en la que podemos luchar contra ellas.
Cuando Internet se convierte en una parte tan importante de la vida cotidiana de todo el mundo, toca normalizar las leyes y reglas para acotarla frente a los peligros. Porque la tecnología nos abre muchas puertas, pero también puede suponer un riesgo si no somos conscientes de todo lo que nos puede acarrear. La seguridad en Internet se ha reforzado muchísimo en los últimos años. Las empresas que controlan datos importantes saben cómo proteger sus servidores, y la ciberseguridad es hoy por hoy uno de los sectores que más crece. La necesidad de salvaguardar esos datos importantes es máxima, y por tanto, se destina mucho dinero, pero también mucho conocimiento, en evitar estos fraudes. Dar a conocer las estafas a la población, para que pueda eludirlas, es algo básico para cualquier gobierno. De igual forma, la legislación concreta de los delitos cibernéticos ayuda a evitarlos y en caso de que se produzcan, es más fácil solucionarlos.
Internet se ha convertido en un mundo virtual en el que nos pasamos buena parte de nuestro tiempo, tanto libre como laboral. Muchos de los trámites que realizamos a día de hoy ya son presenciales, lo que permite mayor comodidad y rapidez. Desde compras hasta la propia presentación de impuestos y documentos oficiales. Esto hace, eso sí, que toda esa información tan sensible quede archivada en servidores, o en nuestros propios correos electrónicos o dispositivos, al alcance de los peligrosos hackers. El robo de datos personales es una de las formas de estafa cibernética más habituales, porque es también de las más sencillas. En muchas ocasiones basta con entrar a nuestro propio correo para obtener datos que pueden hacernos mucho daño.
Hablamos de números de cuenta, números de carnet de identidad, datos bancarios e incluso contraseñas que pueden dar acceso a nuestros perfiles en diferentes apps. De hecho, en muchas ocasiones el robo de estos datos se hace de manera “legal” por parte de las propias empresas que trafican con ellos. Al entrar en sus plataformas damos permiso para que esos datos puedan ser vendidos a terceros, con el perjuicio que eso supone. Esa es la razón por la que muchas veces nos llegan correos no deseados, llamados spam, y que en ocasiones pueden resultar incluso fraudulentos. Hay que extremar las precauciones a la hora de entregar esos datos sensibles, y sobre todo, crear contraseñas muy fuertes para las cuentas importantes. Evitar que los dispositivos recuerden esas contraseñas puede ser también una buena forma de eludir el robo de datos, al no tenerlas guardadas en la red.
El sexo mueve el mundo, y también es uno de los pilares fundamentales de Internet. No es casualidad que la red se impulsara en parte gracias a la necesidad de los propios usuarios para descargar vídeos de gran calidad. O que algunos de los negocios online más rentables tengan que ver con el sexo y la pornografía. Las propias trabajadoras sexuales han migrado de la calle a plataformas de Internet para encontrar a sus clientes, en un lugar donde se sienten más seguras. Todo ello lleva también a la proliferación de estafas que tienen al sexo como epicentro, desde los chantajes con fotos o información privada hasta el propio uso de malware a través de vídeos y fotografías eróticas. El sexo es un gancho demasiado jugoso para algunos usuarios, que acaban cayendo en este tipo de trampas.
Las estafas sexuales se han multiplicado gracias al anonimato que permite internet. Es habitual encontrar con mensajes en redes sociales, incluso en apps de mensajería como Whatsapp, advirtiéndonos que han tenido acceso a vídeos comprometidos nuestros. Al pulsar en el enlace, estamos dando acceso al malware del hacker a nuestro dispositivo, permitiéndole conectarse de forma remota para controlarlo. Es cierto que este tipo de acciones ya no son tan comunes, porque la información hoy por hoy es mucho mayor, pero se siguen dando. De hecho, muchas mujeres sí que son extorsionadas precisamente por el mismo motivo, la obtención de imágenes o vídeos delicados y la amenaza de compartirlos.
Como ya hemos visto, el acceso a nuestras cuentas puede ser una de las estafas más habituales, ya que es relativamente fácil de conseguir. Con ese poder, de hecho, los hackers tienen acceso a nuestros chats, a nuestras publicaciones, pueden incluso postear en nuestro nombre… Es uno de los riesgos más importantes cuando tenemos una cuenta reconocida y popular, pero también le puede pasar a la gente de “a pie”. Hay que guardar muy bien las contraseñas de nuestras redes y especialmente de los correos electrónicos, para evitar estas estafas. Y cambiarlas a menudo, porque es cierto que en muchas ocasiones se producen hackeos masivos en los que estas contraseñas quedan muy vulnerables.
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Según afirman los expertos, vivimos en la era de la hiperconexión, donde es cada vez más sencillo hablar o estar en contacto con los demás. Y sin embargo, cada día nos sentimos más solos, porque esa conexión es solo virtual, no real. El ser humano necesita el calor de otros para sentirse seguro, para poder sobrevivir más allá de la habitual rutina que nos ha engullido en estos tiempos. Cada vez son más las personas que viven solas, que prefieren quedarse en casa antes de salir a hacer planes. A veces esto deviene de una situación económica limitada, por culpa de los trabajos precarios a los que tenemos que acceder para pagar facturas. En otras ocasiones, los medios parecen habernos hecho apartarnos los unos de los otros, por buscar esa competitividad absoluta en todos los sectores. Vemos a los demás como rivales, estamos menos preparados para soportar esas pequeñas cosas que todos tenemos, pero que en estos días se nos vuelven insufribles.
Y es entonces cuando hacemos un mantra de aquella peligrosa frase que afirma que siempre es mejor estar solo que mal acompañado. Un refrán que, desde luego, tiene mucha lógica, siempre que no lo entendamos literalmente y lo llevemos a una absoluta generalidad. Claro que es mejor apartarse de las malas compañías, de esas personas tóxicas que no nos aportan nada y que nos están provocando dolor y angustia. Pero no todo el mundo es así. El error es pensar que todos a nuestro alrededor van a hacernos daño, o que no podemos confiar en nadie. Que solo nos necesitamos a nosotros mismos para salir adelante. Esto puede provocarnos una gran ansiedad, al entender finalmente que también debemos estar con los demás. Somos seres sociales, y todos necesitamos cariño, apoyo y amor, de amigos, familiares e incluso parejas. Salir a tomar algo o ir al cine con alguien debería formar también parte de nuestra rutina. Pero en ocasiones no nos resulta sencillo encontrar a la persona adecuada. Por fortuna, siempre está la alternativa de recurrir a una acompañante profesional, que hará que nuestra velada sea inolvidable, porque esa es su misión.
Las acompañantes profesionales son chicas que ofrecen servicios muy peculiares. En este caso, una profesional de este tipo te acompañará allá donde tú le pidas, desde viajes de negocio a cenas o eventos importantes. También puedes quedar con ella solo para cenar, para ir a un concierto, o para tomar algo. El destino lo eliges tú, siempre con el consentimiento final de la chica, por supuesto. También hay hombres que ofrecen este servicio, pero no son muchos en comparación.
Las acompañantes profesionales se anuncian hoy por hoy en portales web, donde ofrecen precisamente eso, citas de acompañamiento a eventos, a cambio de cierta remuneración. Es un servicio que en Japón y otros países asiáticos está muy desarrollado, pero que en otros lugares suele confundirse con la prostitución, cuando no tiene nada que ver.
Muchos piensan que las acompañantes profesionales son como prostitutas, pero con la diferencia de que sus servicios no son sexuales. Ese cambio, desde luego significativo, hace que todo sea distinto a la hora de entender este trabajo. A una prostituta se la contrata precisamente para mantener relaciones sexuales. Es el principal objetivo que tienen, y sus servicios siempre giran en torno al sexo. Sin embargo, las acompañantes profesionales tienen otro tipo de servicios. De hecho, como vamos a ver, la mayoría no entran dentro de los aspectos sexuales. Se limitan simplemente a acompañarnos a eventos importantes, o pasar tiempo con nosotros. Para ello se destacan con cualidades como la belleza, la sobriedad, la elegancia y el saber estar.
Entonces, ¿por qué contratar a una chica que simplemente nos va a acompañar? Hay muchas razones para hacerlo y cada cual tendrá la suya. Hay hombres que se sienten solos y necesitan tener a alguien a su lado, aunque solo sea para charlar. También los hay que no quieren pasar largos viajes de trabajo en soledad en una ciudad desconocida, y están dispuestos a pagar grandes sumas para conseguir que una chica les acompañe. Acudir a eventos con estas acompañantes es todo un clásico, especialmente para aquellos que quieran dar una imagen de éxito, llevando a una preciosa mujer del brazo. En ocasiones, estos hombres incluso tienen pareja o están casados, pero necesitan tener a una mujer diferente y bonita delante, para volver a sentirse especiales. Los servicios que ofrecen estas chicas suelen estar tarifados de antemano, así que es fácil conseguir un presupuesto con solo ponernos en contacto con alguna de ellas.
Como ya hemos explicado anteriormente, la mayoría de acompañantes profesionales no ofrecen servicios sexuales, ya que quieren distanciarse de ese trabajo. Sin embargo, es cierto que muchas sí que acaban teniendo relaciones íntimas con sus clientes, especialmente cuando estos ya son conocidos y habituales. Esto puede tener un coste extra o nacer sencillamente de forma natural, aunque si una persona te cobra por pasar tiempo contigo, lo habitual es que también haga un negocio del placer. Siempre se suele decir que todo el mundo tiene un precio, y seguramente esa chica que afirma que jamás ofrecerá servicios sexuales se lo piense si hay una gran suma de dinero de por medio. Solo debemos encontrar cuál es esa suma, y si estamos dispuestos a pagarla, claro está.
Más allá de esto, debemos tener claro que los servicios que ofrecen estas profesionales son mayoritariamente de acompañamiento. Si queremos que la cosa termine en sexo, es mejor acudir directamente a una prostituta. Igualmente, en los perfiles de muchas de estas chicas aparecen especificados y pormenorizados todos sus servicios y tarifas. También podemos preguntarles, con total educación, si más allá del acompañamiento ofrecen algún servicio extra. Saber discernir entre una acompañante y una prostituta es vital para que cualquier encuentro con ellas fluya como debe, basándose siempre, como veremos a continuación, en el respeto y la educación.
Y es que estamos hablando de tender una relación entre personas, que puede llegar incluso a ser bastante íntima. Cuando vamos a un restaurante, cuando nos sentamos con un abogado, siempre mostramos respeto para la persona que tenemos a nuestro lado. Es algo básico de primero de educación. La idea de que pagar por un servicio nos da derecho a tratar como queramos a esa persona que nos lo ofrece es una total falta de respeto.
Debemos cuidar nuestros modales, porque de hecho, las acompañantes son expertas en cuidar los suyos, para que todo fluya como debe. Por eso, incluso cuando la chica sí que ofrezca servicios sexuales y terminemos acostándonos con ella a cambio de dinero, la educación debe estar siempre por delante. El hecho de tener encuentros íntimos no debe confundirse con utilizar a esa persona a nuestro antojo. No se trata ya de negocios, sino de simple educación básica.
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El sexo de pago es una industria que mueve miles de millones de dólares en todo el mundo, una cantidad incluso superior al PIB de muchos países. Hablamos de la parte legal, como el porno o las páginas eróticas, pero también de actividades que en algunos lugares pueden ser ilícitas, como la prostitución. De hecho, estas son las actividades que más dinero generan dentro del sector, aunque es imposible calcularlo exactamente, precisamente por el problema de ser ilegales. Muchos países han tomado la determinación de regularizar el trabajo de estas mujeres, con el fin de otorgarles los derechos que merecen y mejorar sus condiciones laborales. Sin embargo, otros quieren tomar el camino contrario, pensando que para evitar todo el lado oscuro de la prostitución lo mejor es acabar por completo con el oficio. No cuentan con que este negocio lleva siglos funcionando, y no parece tener visos de finiquitarse así como así.
La prostitución está extendida por todo el planeta, desde los lugares donde se permite hasta los sitios donde está terminantemente prohibida. Allí donde un hombre quiere conseguir sexo y paga por ello, habrá una chica que se ofrezca como amante profesional. Se discute mucho acerca del origen de este negocio, y de cómo neutralizar las amenazas a las que las chicas están expuestas, pero no se ha llegado a ninguna conclusión clara. De hecho, el debate por la prostitución sigue siendo un punto de inflexión para movimientos como el feminismo, donde hay dos vertientes enfrentadas por este tema. Mientras el debate se traslada a los organismos oficiales, las prostitutas siguen haciendo lo que mejor saben hacer: complacer a sus clientes. Se adaptan a cada momento histórico y aprovechan también las nuevas tecnologías de las que disponemos, para poder llevar su trabajo mucho más lejos. Ocurre con la llegada de los perfiles sexuales a Internet, una forma mucho más discreta y rápida de encontrar a una buena amante. Pero también en la forma de pago, aprovechando las nuevas opciones que la tecnología nos avanza, para conseguir que el cliente se sienta siempre cómodo, incluso en el momento de pagar.
Un trabajo como este no sobreviviría durante siglos si no fuera adaptándose y reinventándose en todo momento. La necesidad de ir con los tiempos, de no quedarse atrás, se manifiesta desde los propios servicios que se realizan hasta las fórmulas para encontrar a los clientes. El sexo de pago había sido muy parecido en los últimos siglos, con chicas trabajando en la calle o en los burdeles, esperando para complacer a los hombres. Sin embargo, los avances de las últimas décadas, tanto en salud sexual como en tecnología, han dado un vuelco a este oficio, como al resto del mundo, en realidad. Ahora, las escorts lo tienen más fácil para poder llevar a cabo sus servicios de una manera discreta, segura y cien por cien informatizada, lo que ayuda bastante al control del negocio, al menos por su parte.
Cuando acudimos a disfrutar de los servicios de una amante profesional, una de las primeras cosas en las que debemos prestar atención es en el método de pago. Las chicas ya suben sus perfiles a Internet con mucha información interesante para que las conozcamos mejor incluso antes de contratarlas. Encontraremos esa información en dichos perfiles, desde su teléfono de contacto a los métodos de pago. No es casualidad que estos aparezcan incluso en las descripciones más breves. Los clientes necesitan saber cómo pagar los servicios de las escorts antes de interesarse por ellas, para tener claro que van a poner abonar las cantidades necesarias. Si bien el método más utilizado hasta no hace mucho era el dinero en metálico, la tarjeta de crédito ha terminado por imponerse.
Es una forma muy sencilla, rápida y segura de pagar, no solo por estos servicios, sino por cualquier bien de consumo. Llevamos la tarjeta siempre encima y podemos pagar al momento sin necesidad de sacar dinero. Claro que luego debemos controlar la factura que nos va a llegar a final de mes, ya que el crédito se va acumulando… La mayoría de las chicas tienen ya datafono o TPV en casa, y por supuesto, los clubes y burdeles los utilizan desde hace décadas. En ambos casos, el cargo aparece con un nombre poco sospechoso, como de una tienda o un restaurante, para evitar suspicacias si la pareja del cliente decide mirar la factura de la propia tarjeta de crédito. La discreción debe estar por encima de todo.
En los últimos tiempos, el método que más está llegando a este negocio es Bizum. Se trata de un sistema corporativo en el que participan varios bancos, y que permite realizar pequeños pagos de forma automática a otras personas, o recibirlos, solo con tener su número de teléfono. Es como una transferencia, pero al instante, aunque sus importes suelen ser menores. El pago es instantáneo y cien por cien seguro, aunque es cierto que el cargo se deja ver con el nombre de la persona que lo recibe, algo que puede ser problemático si nos revisan la cuenta. La otra opción es realizar una transferencia inmediata, si no disponemos ni de tarjeta ni de cash. Es un método menos común porque a veces tarda un poco más en llegar y se pueden asumir cargos extra.
Antes de que la tecnología digital revolucionara también las formas de pago, el dinero en metálico era la única y mejor opción. Los clientes de las prostitutas llegaban a los burdeles con fajos de billetes para poder disfrutar de un rato de diversión y placer con ellas. Esto también dio pie a que mucho de ese dinero fuera fácilmente ocultado o incluso blanqueado para otras actividades. El dinero en metálico es más complicado de seguir, puesto que no deja registro informático en ningún sitio, más allá del momento en el que lo sacamos del banco. ¿Cómo demostrar, por ejemplo, que hemos pagado 200 euros a una prostituta, si lo hacemos en metálico? Hay burdeles donde dan recibos, pero esto es muy poco habitual por innecesario y problemático.
El pago en metálico sigue siendo, no obstante, un método bastante utilizado por muchos clientes, por pura comodidad. Si no se fían demasiado de las tarjetas o prefieren no dejar una sola huella de estos encuentros, es la mejor opción. Ese dinero simplemente “desaparece”, y crear una excusa para ello es más sencillo que tener que explicar quién es esa tal María a la que mandamos un bizum tan grande el otro día. La discreción de este método es mucho mayor, pero también es menos seguro acudir a estos lugares con mucho dinero encima. Dependiendo de la situación, podemos estar en peligro de ser víctimas de un robo, no ya por parte de la chica, sino de algún vecino o de alguien por la calle, simplemente. Es por eso que el método poco a poco está perdiendo fuelle en pos de las alternativas de pago virtuales.
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Si hace tan solo veinte años nos hubieran dicho que podríamos estar jugando de forma remota con un amigo en la otra punta del mundo, sin retrasos ni lags, no lo hubiéramos creído. Internet ha cambiado el mundo en tan solo un par de décadas, y sorprende no solo por la rapidez de esa evolución, sino por la capacidad de llegar tan lejos, de convertirse en algo indispensable hoy por hoy en casi cualquier campo. De hecho, son muy pocos los negocios que a día de hoy ya no tienen que ver nada con Internet. Desde las tiendas online propiamente dichas a restaurantes que utilizan sus redes para captar nuevos clientes. La forma en la que se publicitan estos nuevos negocios, a través de Internet, o incluso las opciones para reservar mesa, ver el menú o pedir online… Es un mundo lleno de posibilidades que también ha llegado para cambiar por completo la industria del sexo, esa que tantos millones mueve.
El sexo sigue siendo un tabú para muchos, pero eso no quita para que sea consumido en todo el mundo, y más ahora, en la era de Internet. La red ha permitido que tengamos a nuestro alcance todo el contenido sexual que deseemos, porque las productoras han tenido que resignarse a eso de no pagar por ver porno. Las plataformas ganan dinero de otras muchas formas, así que cada uno se ha adaptado lo mejor que ha podido a esta nueva e imparable realidad. De hecho, Internet también permitido que personas totalmente anónimas puedan ganarse la vida en la industria del sexo, sin necesidad de estar en ninguna productora. Como con tantos otros negocios, se han abolido los intermediarios para que la chica o el chico de turno ofrezcan su contenido a sus seguidos, a los consumidores finales. De esta forma, la red está permitiendo que muchos puedan vivir del porno a su manera, con sus propias reglas, horarios y demás. Aquí vamos a analizar cómo ganar dinero a través del sexo online, sin salir de casa y de una forma rápida y eficiente.
Hay generaciones enteras que han nacido ya con Internet debajo del brazo, pero incluso para los que ya somos algo más mayores, lo de pensar en qué había antes de la red nos cuesta. Y es que el cambio que ha provocado Internet en todo el mundo ha sido tan profundo que se puede considerar un auténtico cisma. Un cambio de era, sin lugar a dudas, que marcará un punto de inflexión en nuestra historia. ¿Cómo era la industria del sexo antes de Internet? Algunos lo recordarán, sobre todo por lo difícil que era conseguir una revista, una cinta de vídeo o una película subida de tono. Y es que cualquier pequeño logro parecía una victoria importantísima en aquellos años.
En los 80 y 90, el mercado se llenó de películas pornográficas que podían obtenerse en ciertas tiendas y videoclubs. Si no tenías edad suficiente para alquilarlas, tú único consuelo era encontrar alguna revista para adultos en el cajón de tu padre o de tu hermano mayor. Las productoras podían crear incluso superproducciones con muchos millones de presupuesto, que luego eran vendidas también a televisiones en todo el mundo. Sin embargo, Internet llegó para cambiarlo todo y desde el cambio de siglo resulta tremendamente sencillo encontrar porno en la red. Las reglas del juego cambiaron, y la gente ya no quiere ver películas largas, sino escenas de veinte minutos, suficientes para disfrutarlas como es debido. Pero no solo cambio la industria profesional, sino que también se abrieron nuevos caminos.
Uno de los primeros negocios “amateur” que comenzaron a tener mayor éxito con la llegada de Internet fue el de los shows por webcam. A través de ellos, muchas chicas, chicas y parejas de todo el mundo se ponían delante de su cámara web y emitían un show erótico, más o menos explícito, para todo el mundo. Los usuarios entraban y pagaban por el ver el show, además de ofrecer extras por entrar en la conversación, proponerle algo a la chica, etc… Estas plataformas siguen siendo hoy en día un hervidero de parejitas amateurs realmente morbosas que prefieren tener la libertad de trabajar para sí mismos, en lugar de convertirse en estrellas del prono cien por cien profesionales. Los shows eróticos son muy económicos de realizar, y pueden dar mucha rentabilidad, sobre todo si tienes desparpajo y sabes seducir a tu público.
Si hay una plataforma que ha logrado llevar el sexo 2.0 a un nuevo nivel en los últimos años, esa ha sido Onlyfans. Este medio, que surge para poner en contacto directo a creadores de contenido con sus seguidores más fanáticos, se llenó de chicas amateur mostrando sus encantos. Es hoy por hoy una de las opciones más rentables a la hora de sacarle rédito a tu cuerpo y a tu sensualidad. Eso sí, debes hacer un gran trabajo de captación a través de redes sociales y demás para que todos acudan a tu Onlyfans a ver tus fotos más atrevidas. Hay chicas totalmente amateurs que están ganando más de 3.000 dólares al mes solo por subir fotos y vídeos sensuales a esta red social, gracias a la gran cantidad de seguidores que tienen detrás.
Otra de las grandes ventajas que nos ha traído Internet es romper por completo los límites para comunicarnos. Ya no hay barreas ni de tiempo ni de espacio, y gracias a las apps de conferencias y llamadas online podemos estar en contacto con cualquier persona, esté donde esté. Muchas chicas han encontrado aquí también un filón para ofrecer videollamadas sexuales a cambio de una tarifa muy rentable, que les permite trabajar sin tener que salir de casa y de una forma mucho más personalizada. Incluso muchas prostitutas y escorts en Valencia han tirado de esta alternativa durante los tiempos de pandemia, por ejemplo.
El sexting es también una opción magnífica para ganarse un dinero extra con el sexo online, o incluso vivir de ello, si tienes mucha habilidad. Se trata de mantener chats y conversaciones morbosas y subidas de tono con hombres a cambio de dinero. Pueden ir desde simples chats hasta fotos muy sugerentes cada día, a cambio de una tarifa mensual, por ejemplo. Es parecido a lo de Onlyfans, solo que mucho más exclusivo, por lo que los hombres pagarán más solo por tenerte solo para ellos. Con esta opción puedes ganar bastante dinero si eres atrevida y sabes cómo seducir no solo con tu cuerpo, sino también con tu voz, con tu imaginación.
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Las tecnologías están cambiando por completo la forma en la que nos relacionamos con los demás. Gracias a Internet, las distancias hoy en día son menos grandes, y podemos estar en contacto con personas al otro lado del mundo. Llamadas, mensajes e incluso videollamadas con una calidad sorprendente nos acercan a ese futuro en el que casi era posible teletransportarse. Todavía no es así, pero las relaciones virtuales son cada vez más comunes. De hecho, hoy en día muchas parejas ya se conocen a través de las nuevas tecnologías. Los tiempos de los foros y las redes sociales han dado paso a aplicaciones como Tinder o Meetic. Gente que está cansada de buscar el amor en los mismos lugares de siempre, y que busca cambiar un poco de aires. Un verdadero buffet de encuentros casuales con chicos y chicas cercanos a nosotros, que no tienen que llevar a nada más si no queremos…
Todo esto ha afectado incluso al oficio más antiguo del mundo. Las nuevas tecnologías son una herramienta realmente útil para las personas que trabajan en el sexo de pago, la mayoría de ellas chicas. No solo pueden subir sus perfiles a páginas de anuncios para adultos, encontrando muy fácilmente a sus clientes sin salir de casa. El contacto con ellos a través de Whatsapp es mucho más rápido y seguro. Y además, las chicas pueden ofrecer incluso servicios telemáticos, es decir, a distancia.
La videollamada es seguramente el más popular de todos, un encuentro virtual en el que la chica y el cliente se ven a través del móvil y disfrutan juntos. El cibersexo de toda la vida, pero llevado un paso más allá gracias a las mejores en las nuevas tecnologías. Una alternativa que, en el pasado 2020, se volvió imprescindible para que muchas chicas pudieran seguir ganando dinero. A través de la pantalla no hay Covid ni pandemia que valga, y estos servicios se pueden hacer incluso estando confinados, sin salir de casa. No es como estar en persona con el cliente, pero las chicas ya se ocupan de darlo todo en la videollamada para que sea una experiencia intensa.
Es lo que se conoce como prostitución 2.0, toda la que se lleva a cabo a través de las nuevas tecnologías. No es algo realmente novedoso de estos últimos años, ya que viene dándose desde que nace Internet. De hecho, anteriormente, ya existían las famosas líneas calientes, donde una chica contestaba llamadas con voz sugerente. Ahora, a la voz también se le puede unir una buena imagen en directo, en buena calidad si la red tiene suficiente potencia. Esto ayuda también a que el deseo aumente, porque no solo escuchamos, sino que vemos a la chica. El pago se puede realizar de forma online, y así, sin salir de casa, ambos disfrutan de un rato de pasión sugerente. Es una alternativa perfecta para que las chicas también consigan clientes más allá de la zona donde trabajan, expandiéndose, literalmente, a todo el mundo.
Como seguramente ya sabrás, la aplicación Whatsapp cuenta desde hace tiempo con una función de llamadas y videollamadas virtuales. Esta puede utilizarse tanto en las conversaciones entre dos contactos, como también en los grupos, aunque con un límite de ocho personas. Las videollamadas utilizan los datos de conexión de los usuarios, así que normalmente se realizan con WiFi, para que la conexión sea aún mejor. Las escorts utilizan esta opción para poder mostrarse ante sus clientes, desnudarse en directo, jugar con algunos juguetes eróticos… En definitiva, les ofrecen un show totalmente personalizado y en directo, donde ellos pueden elegir qué tipo de cosas se van a hacer.
Cuando encuentras a una amante que ofrece este tipo de servicios, lo usual es contactar con ella en el número que te deja en el perfil. Allí podrás mandarle mensajes, que seguramente te responderá al instante. Te informará sobre las tarifas y los servicios que ofrece, y cerraréis el trato. Entonces, una vez realizado cierto pago como señal, la chica te llamará y empezará el show. Lo usual es que se desnude muy poco a poco, para ponerte a tono, y empiece luego a masturbarse, con vibradores o con sus propias manos. Tú puedes tener la cámara encendida o apagada, pero normalmente los clientes sí que suelen dejar el micro abierto. A través de él pueden hablar con la chica, proponerle fantasías a realizar, comentarle cómo está yendo la sesión… Esta terminará cuando la chica lo determine, o cuando el cliente lo decida.
Como cualquier otro servicio, el de videollamada sexual tiene un coste que varía según la escort. No todas cobran lo mismo, aunque es cierto que las tarifas se están estabilizando bastante en un euro el minuto, aproximadamente. Estamos hablando de que por un show de media hora, el cliente solo paga 30 euros, que es una cantidad bastante razonable. Es cierto que no hay contacto físico, pero la videollamada puede ser más que suficiente para que un cliente pueda disfrutar de ese rato de placer que tanto desea. Algunas chicas, ya bastante conocidas en Internet, pueden cobrar incluso el doble por minuto, u ofrecer shows personalizados con sus propias condiciones por un precio ya cerrado. En otras ocasiones, el precio se determina cuando la llamada finaliza, y las chicas utilizan sus encantos para mantener a los hombres pegados a la pantalla.
Hoy en día, las videollamadas sexuales son lo más común del mundo. Las parejas que están en la distancia las suelen llevar a cabo a menudo, y no es de extrañar que tras la pandemia también se haya convertido en un servicio popular entre las escorts. De hecho, muchos chicos que no están tan seguros de lo de contratar a una amante profesional prefieren esta alternativa. Es más íntima, más discreta, más segura y más rápida. No hay que salir de casa, simplemente buscar un lugar tranquilo donde poder llevar a cabo la conversación. Si tu intención es masturbarte mientras ves a la chica, que es lo más usual, busca un lugar cómodo para hacerlo, como la cama o el sofá. Si no vas a poner las cámara, no te preocupes por tus pintas, pero si quieres que la chica te vea, aunque no sea la cara, cuida tu aspecto.
Antes de empezar con la videollamada, el tema del pago debe quedar claro para que no haya problemas a la hora de la verdad. La chica te pedirá tal vez una señal, un pago mínimo de 10 euros, por ejemplo, para estar al menos diez minutos. El resto ya lo pagarás cuando termine la llamada, según el tiempo que hayáis estado conectados. Otro buen consejo es utilizar auriculares, para que la sensación de inmersión con la voz de la chica sea mucho más intensa. El último consejo que vamos a dar es que te dejes llevar por el morbo de la situación. Es algo nuevo y diferente, y seguro que eso hace que en tu interior nazca un deseo especial. Aprovecha y disfruta de esos placeres que parecían imposibles.
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Desde hace unos años, algunas empresas, organizaciones e incluso gobiernos han especulado con la posibilidad de que el dinero en efectivo desaparezca. Esto, que puede sorprender a muchos, es una realidad que poco a poco se está imponiendo en nuestro día a día, no ya en grandes ciudades, sino también en poblaciones más pequeñas, al menos en los países desarrollados, donde ya es habitual encontrar un datófono en cualquier tienda para poder pagar con la tarjeta. Este tipo de pagos son seguros, nos permiten llevar encina todo el dinero que necesitemos sin atiborrar de billetes y monedas nuestra cartera y además se guardan como un registro de todas nuestras compras, lo que nos ayudará a controlar mejor nuestros gastos gracias a poder hacer un seguimiento mucho más exhaustivo. Aun queda mucha gente que paga con dinero en efectivo, sacándolo desde los cajeros de los bancos normalmente, pero la tendencia parece abocarnos hacia los pagos digitales.
Y es que no se trata solo de poseer una tarjeta de crédito o débito para poder pagar con ella cualquier compra, tanto física como online. En los últimos años estamos viendo nacer nuevos sistemas de pago digital que facilitan aun más dichas compras. Se puede pagar con el teléfono móvil a través del chip NFC, utilizando nuestro terminal como si fuera una cartera digital, y ahora también se pueden hacer transacciones rápidas, sencillas y sin comisiones a través de la aplicación Bizum, incorporada recientemente a la gran mayoría de entidades bancarias, y que permite enviar y recibir dinero, normalmente en pequeños pagos, para mejorar las transacciones entre particulares y que no tengan que hacerse transferencias o sacar todos dinero a la hora de pagar una cuenta conjunta, por ejemplo. Bizum ha llegado para quedarse, y aunque es cierto que funciona mucho mejor en el grupo de amigos que como pago para empresas y compras, sus posibilidades son casi infinitas.
Se trata de un sistema de envío de dinero entre particulares, de una forma sencilla, rápida y sin ningún tipo de comisión, que se ha integrado en numerosas entidades bancarias y que es aceptado también como sistema de pago por muchas empresas tanto físicas como online hoy por hoy. Bizum no es una aplicación como tal, sino más bien un servicio que se integra dentro de las aplicaciones de los bancos, para ofrecernos la posibilidad de mandar o recibir dinero de particulares, y también de pagar algunas compras. Es un sistema muy parecido a Paypal, aunque con algunas ventajas con respecto a ese método de pago, como la rapidez de las transacciones y sobre todo, la ausencia de comisiones en la mayoría de pagos que se realizan.
Tranquilo, porque no tendrás que descargar ninguna otra aplicación para tu teléfono, ni abrirte una nueva cuenta, con todo lo que eso supone. Bizum aparece ya como un servicio que ofrece tu propio banco, al menos la mayoría de ellos, así que puedes acceder a él en la app de tu entidad bancaria, donde encontrarás la sección Bizum para enviar o recibir dinero. Solo necesitas tener conectada tu cuenta bancaria a este servicio, algo que se hace automáticamente cuando solo estás presente en una, y conocer el número de teléfono de la persona a la que quieres pedir o enviar el dinero. Como todo se hace desde el móvil, lo cierto es que resulta muy cómodo tirar de agenda para acceder al contacto al que queramos enviar el dinero. Todo con la máxima seguridad, por supuesto, y estando plenamente integrado en los servicios de nuestro banco.
Una de las principales funciones que ofrece Bizum es la de enviar dinero a cualquier contacto que conozcamos, a través del teléfono móvil. Este dato es importante, porque ya no necesitamos conocer su IBAN de cuenta ni su nombre completo. Simplemente con tener el teléfono de contacto de esa persona podremos enviarle ese dinero a través de este sistema. Accederemos a Bizum en la app de nuestro banco y escogeremos la opción de enviar dinero. Entonces podremos modificar la cantidad a mandar, y también poner un concepto, para aclarar de dónde viene el pago. En el paso siguiente tendremos que escoger al contacto al que se lo queremos mandar, añadiéndolo directamente en esa pestaña o desde nuestra agenda telefónica, algo muy cómodo. Confirmaremos el envío de dinero y en unos pocos minutos el pago llegará a su destinatario.
La mayoría de usuarios utilizan Bizum para enviar pequeñas cantidades de dinero, por ejemplo, para recibir la parte de los demás después de haber pagado una cuenta conjunta con tarjeta, por no disponer de efectivo. Sin embargo, con Bizum también se puede pedir dinero. Es decir, no solo recibiremos un pago cuando nos lo hagan, algo obvio dentro del sistema, sino que también podremos pedirlo, tal vez para recordar a esas personas que nos deben esa cantidad. El método es muy similar al que ya hemos visto arriba, solo que aquí no pagaremos, sino que pediremos ese pago al contacto que deseemos. El mensaje le llegará y tendrá la oportunidad de realizar el pago en ese mismo instante, lo cual suele ser muy cómodo para ambas partes, sobre todo si son personas despistadas.
Bizum lleva ya casi dos años en funcionamiento, y ha sido aplaudido por la mayoría de usuarios gracias a la sencillez de su uso, a la rapidez con la que se llevan a cabo los pagos y sobre todo, a la ausencia de comisiones por transferencias, algo que era muy habitual hasta ahora en los pagos entre distintas cuentas corrientes. Es un sistema que cada vez se está utilizando más, y que ya es habitual entre pandillas de amigos o incluso familiares, para esos pequeños pagos que son más fáciles de hacer de esta forma que teniendo que ir a sacar dinero en el cajero. ¿Ayudará Bizum a terminar con el dinero en efectivo? Sabemos que todavía falta mucho para eso pero indudablemente estamos yendo en esa dirección, para bien o para mal.
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La tecnología siempre ha sido la gran aliada del ser humano para permitirnos vivir de una manera más cómoda, consumir de una forma más eficaz y ahora también responsable, pueto que hemos de entender que vivimos en un sistema de energías finitas, y que hay que apoyar la evolución y expansión de las energías renovables como única alternativa real a este progreso que estamos llevando a cabo. En el último siglo y medio, el ser humano ha esquilmado como nunca las materias primas del planeta, acelerando de manera evidente un cambio de sistema que amenaza con hundirnos de aquí a unas pocas décadas si no reaccionamos. Existen energías alternativas mucho más ecológicas y menos contaminantes, como la solar o la eólica, y en muchos lugares ya se trabaja con ellas. Y sin embargo, parece que todavía hay ciertas dudas sobre su eficiencia o eficacia.
El sector de la energía es un mundo bastante oscuro, lleno de oligopolios, grandes imperios que mantienen el control de la energía que nos llega a casa, y que pueden utilizar ese control para imponer precios evidentemente abusivos que uno tiene que pagar le guste o no, lo que está provocando grandes tragedias incluso, en esos hogares que no se pueden permitir poner la calefacción en invierno, por ejemplo. Cada vez son más los que apuestan por las energías limpias, como la solar, a través de la instalación de paneles en sus terrazas y tejados, como una alternativa más eficiente y también más barata. Los trámites burocráticos, que parecen estar puestos a propósito para frenar esas alternativas, echan para atrás en muchas ocasiones a esos particulares, que tienen que enfrentarse no solo a un gran desembolso inicial que luego recuperarán, sino también a mucho jaleo para la instalación de las placas.
Hasta hace unos años, el autoconsumo en España estaba “penado” a través de un canon que se conoció como Impuesto al Sol, y que fue la vergüenza del país durante el breve periodo en el que estuvo activo. A través de este canon se gravaba la colocación de placas solares para autoconsumo particular, haciéndolas más caras, como para quitarles de la cabeza la idea a aquellos que querían llevarla a cabo. El Impuesto al Sol fue retirado porque era absolutamente absurdo en un país como el nuestro, que podía aprovecharse muchísimo de esta tecnología. Sin embargo, siguen existiendo muchos trámites a llevar a cabo para la colocación de estas placas en los domicilios particulares o en los bloques comunitarios.
Además del desembolso que se debe hacer para su compra y su instalación, que no es precisamente pequeño pero que se amortiza en unos años gracias a no depender de la energía eléctrica, la instalación de estas placas fotovoltaicas requiere siempre un permiso de obra, una licencia que debe ser tramitada a través del Ayuntamiento de nuestro municipio o ciudad, y que por desgracia puede tardar más de ocho meses en gestionarse. Ocho meses esperando una solicitud burocrática para poner algunos paneles solares en nuestro propio tejado. Evidentemente, esa espera hace que muchos usuarios no vean con buenos ojos este proceso, así que buscan otras alternativas, dejando atrás a veces su deseo de poner placas solares solo por no tener que esperar.
Hay que concretar, para ser exactos, que en España existen ya algunas comunidades autónomas que han tenido el buen criterio de eliminar ese trámite burocrático y que actualmente no piden licencia de obra para la colocación de estas placas, ya que al fin y al cabo no se trata de ninguna construcción que vayamos a hacer en la terraza o el tejado. Regiones como Andalucía, Cataluña o Baleares apuntan así a un mayor beneficio para todos aquellos usuarios que quieran disponer de esas placas en sus viviendas para el autoconsumo, así como dan un empujón al sector de las energías renovables, que está en plena alza, y que debería ser mucho más importante delo que es actualmente en un país como el nuestro.
Pero, ¿u si vivimos en una comunidad que todavía no ha eliminado ese trámite burocrático? Actualmente tendremos que pasar por el aro, pero a esas regiones no les costaría absolutamente nada tomar ejemplo de las que ya han dado el paso y han cambiado de parecer. En Andalucía, por ejemplo, ya no hay necesidad de pedir la licencia de obra, aunque sí que hay que hacer otro trámite, mucho más sencillo y rápido, claro está. Se ha cambiado ese método por el de una Declaración de Responsabilidad, o en algunos casos, una Comunicación Previa. Es decir, un aviso al ayuntamiento de turno para explicar que queremos poner placas en nuestro tejado para autoconsumo. Seguirán teniendo controlados a todos los que hayan tomado esa decisión, pero al menos ya no retrasarán tanto la colocación de esas placas.
Desde hace varias décadas, la tecnología fotovoltaica se ha convertido en una de las mejores alternativas en cuanto a energías renovables se refiere, especialmente en un país como el nuestro donde hay tantas horas de sol al año, perfecto para este tipo de sistemas. La mayoría de placas que se colocan para el autoconsumo son pequeños paneles de dos por uno aproximadamente, que cuentan con un montón de pequeñas placas fotovoltaicas, encargadas de convertir la luz que les llega en electricidad a través de un ingenioso sistema de refracción. Esa energía permite ser usada en una vivienda común para cubrir total o parcialmente el consumo energético. Muchas de estas placas cuentan, además, con un “depósito energético” en el que se guarda parte del sobrante de esa energía que se crea, para cuando haya días más nublados y con menos sol.
Muchos se han planteado el colocar este tipo de sistemas en sus azoteas, terrazas o tejados, pensando que pueden ser una buena alterantiva para no depender energéticamente del sistema imperante en la actualidad, ahorrar dinero con nuestro propio autoconsumo, etc… Muchos las han colocado y están encantados con ella por el buen trabajo que realizan. Otros se han quedado algo menos entusiasmados, ya que no eran tan eficientes como parecía. Debemos buscar unas buenas placas, lo suficientemente grandes como para que nos den la energía que necesitamos. La ubicación también es importantísima, la de las propias placas, estando bien orientadas para aprovechar al máximo las horas de sol, y también la de nuestra vivienda, ya que no es lo mismo colocarlas en Andalucía, con miles de horas de sol al año, que en Galicia, donde no se aprovecharía de la misma forma.
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A diario, nuestro organismo está expuesto a numerosas amenazas del exterior. Es algo bastante habitual enfermar por virus o bacterias, que al final se nos meten dentro a través del aire, los alimentos o incluso el simple contacto con cualquier superficie. La experiencia que estamos viviendo con la pandemia del Covid-19 nos está demostrando que estamos muy expuestos a cualquiera de estas amenazas, y aunque nuestro sistema inmunológico nos protege en la medida de lo posible, a veces no tenemos tantas defensas como para luchar contra este tipo de infecciones, porque además, vienen ocultas, como caballos de Troya, en algunos de los alimentos que consumimos habitualmente. Es por eso que es tan complicado controlarlas y evitar que nos infectemos.
De entre las bacterias que suelen hacer estragos en nuestro cuerpo destaca una especialmente compleja y peligrosa, la Listeria monocytogenes, conocida popularmente solo como listeria. Esta bacteria es la causante de la enfermedad que también se deriva de su nombre, la listeriosis, que afecta a los seres humanos después de inferior alimentos que estaban “contaminados” con esta bacteria. Esa infección se puede complicar si no se trata adecuadamente, así que hemos de estar muy atento a todo lo que comemos, ya que la manera habitual de contraer esta bacteria en nuestro cuerpo son los alimentos que ingerimos. Vamos a conocer mucho más sobre la listeria y todo lo que deriva de ella en este artículo, para tomar las precauciones pertinentes a la hora de enfrentarnos a los problemas que nos pueda provocar.
Técnicamente, la listeria o Listeria monocytogenes por su nombre científico, es una bacteria que se encuentra habitualmente en animales salvajes e incluso domésticos, así como en el agua y otras superficies. Es una de tantas bacterias que sobreviven en los cuerpos del os seres vivos, y que se pueden transmitir de unos a otros a través de la carne, la leche, etc… La listeriosis es la enfermedad que se deriva de la infección por esta bacteria, cuando nos afecta directamente al organismo, que no tiene defensas para luchar contra ella. En muchas ocasiones, la enfermedad también se conoce popularmente como listeria, aunque su nombre correcto es listerioris. Sea como fuera, es una infección que puede llegar a provocar problemas graves en aquellos que la sufren, como inflamación intestinal, fiebres y náuseas, así que hemos de extremar las preocupaciones par ano infectarnos.
La listeriosis puede aparecer unos días después de haber consumido los alimentos que estaban infectados por esta bacteria, así que es habitual que no nos demos cuenta de ello hasta que los primeros síntomas aparecen, dos o tres días después, aunque en algunos casos, como en bebés y niños pequeños, el problema puede aparecer incluso un par de meses después de haber comido los alimentos infectados. La listeria, como otros microbios y bacterias, suele provocar fiebre, náuseas y diarrea en muchos casos, aunque es cierto que estos síntomas también pueden cambiar mucho dependiendo de la persona que los sufra. Si la bacteria se proponga más allá de nuestro intestino puede empezar a afectarnos de muchas otras formas diferentes, con dolor de cabeza, rigidez en el cuello e incluso convulsiones, en los casos más agresivos, si no hemos acudido anteriormente al médico para revisar qué nos pasa.
En el caso de las mujeres embarazadas, la listeria puede ser incluso más grave, ya que en ocasiones, la listeriosis ha supuesto el punto de partida para un aborto espontáneo, por no haberse tratado antes. El problema es que los síntomas de listeria en mujeres embarazadas son muy leves, como si nunca fuera invasiva, y de hecho se pueden confundir con los del propio embarazo, porque lo que hay que tener mucho cuidado a la hora de tomar ciertos alimentos que sabemos que pueden provocarnos este tipo de infecciones. La leche y sus derivados son especialmente sospechosos, sobre todo en ciertos casos particulares, de poder traer listeria en ellos, así que tomaremos todas las precauciones posibles para evitar que esta infección nos llegue.
Hay muchas formas para poder contagiarse de listeria, pero es cierto que la manera más habitual es a través de alimentos derivados de los animales, tanto carne como sobre todo leche y productos lácteos, que suelen ser un caldo de cultivo perfecto para estos microbios y otros tantos. Nuestro sistema digestivo, acostumbrado a tomar ya esos alimentos desde pequeños, suele desarrollar unas defensas contra los microorganismos que nos puedan afectar, pero está claro que a veces esas defensas no son suficientes para frenar la invasión de la bacteria en cuestión, en este caso la listeria. Como decíamos arriba, pueden pasar días, e incluso semanas, antes de que la bacteria se muestre como una infección y comiencen los primeros síntomas, así que hay que extremarlas precauciones en todos los casos.
Lo primero que debemos hacer es intentar prevenir la aparición o la permanencia de la listeria en los alimentos. Una de las formas más sencillas de hacerlo es a través de la cocina, sobre todo hirviendo tanto alimentos sólidos como líquidos, para que así la listeria muera y desaparezca, ya que lo hace ante temperaturas altas. Si aun así hemos tomado un alimento infecto con listeria y empezamos a sentir los síntomas, es importante acudir rápidamente al médico, para poder tratarnos adecuadamente. En realidad, los primeros síntomas no son tan sospechosos sobre la listeriosis, así que la única manera de saber si estamos realmente infectados o no son los análisis.
Una vez tengamos dichos análisis, que sí que muestran a las claras si hemos consumido alimentos con listeria, y si tenemos la infección en nuestro cuerpo, lo habitual es que se nos mande un tratamiento típico de antibióticos, con la función de rebajar la fiebre, el más habitual de los síntomas de esta enfermedad, y acabar igualmente con la propia listeria. La situación se puede llegar a complicar si la bacteria se ha extendido más allá de nuestro sistema digestivo, y está afectando a otras partes del cuerpo, como la médula, el sistema respiratorio o incluso el cerebro. En este caso, el tratamiento suele ser mucho más agresivo, para eliminar la bacteria antes de que nos afecte más.
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Conforme la tecnología ha ido avanzando a lo largo de los siglos, el ser humano ha sido capaz de adaptarla a sus necesidades, intentando principalmente llevar una vida más cómoda, creando herramientas que nos permitan viajar más rápido, comunicarnos eficazmente en la distancia, disfrutar de una vida más tranquila y segura… Son muchos los inventos que han permitido estos adelantos, a nivel físico e intelectual. No en vano, la invención de la imprenta por parte de Gutemberg a mediados del siglo XV marca un punto de inflexión en la Historia, dando paso a la era moderna, ya que gracias a aquel invento el conocimiento pudo expandirse de una forma mucho más rápida y eficaz y dejo de estar en manos de unos pocos. Desde entonces, han sido numerosos los inventos que han permitido seguir adelante con la evolución de nuestra especie.
En las últimas décadas, sin embargo, estamos viviendo una auténtica revolución gracias a las últimas tecnologías creadas que ponen a disposición de cualquiera, en su propia casa, todo un mundo de posibilidades y opciones. Internet, por ejemplo, ha servido para expandir el conocimiento (y las noticias falsas) por todo el mundo, suponiendo una ventana a todo lo que queríamos saber y conocer. Los inventos tecnológicos de las últimas décadas están permitiendo avances increíbles, y entre ellos hemos de contar también las impresoras 3D, aparatos que hasta hace poco solo estaban en las fábricas, y que ahora pueden estar al alcance de cualquiera, permitiendo, gracias a modelos descargables desde Internet, imprimir casi cualquier cosa en nuestro propio hogar.
Básicamente, podríamos describir una impresora 3D como una máquina capaz de crear modelos en tres dimensiones a partir de diseños realizados digitalmente. La impresora 3D tiene el mismo funcionamiento que una impresora de tinta, de esas que hay en todas las oficinas, solo que estas trabajan sobre la base del papel y con tinta. En el caso de la impresora 3D, la impresión se realiza en otros materiales, como el PVC o la resina, a través de la consecución de capas y capas de ese material, hasta crear, en tres dimensiones, el diseño que le hemos mandado imprimir. Es una máquina compleja en su ingeniería, pero que tiene un funcionamiento bastante sencillo, como el de cualquier impresora, ya que solo necesitaremos conectarla al ordenador para que nos imprima el modelo que queremos.
La impresión es un proceso bastante sencillo, si lo simplificamos a una manera que podamos entenderlo. En las impresoras de tinta, las barras van colocando sobre la hoja de papel todo el texto o la imagen que queremos imprimir, utilizando tinta, que además crea ya un pequeño relieve sobre esa base. Con la impresora 3D ocurre lo mismo, solo que con un material más duro, como puede ser el plástico. La impresión se lleva a cabo a través del mismo sistema, generando un modelo en tres dimensiones del diseño programado, a través de diferentes métodos, pero siempre de la misma forma, con una base que va colocando capas y capas de ese material, dándole forma según el diseño, para terminar la pieza tal y como la habíamos imaginado.
Básicamente, cada tipo de impresora tiene un sistema para llevar a cabo esa impresión, como veremos más tarde. Algunas solo pueden trabajar con un tipo de material, otras combinan varios e incluso pueden darles color, al disponer también de inyección de tinta. El método cambia, pero el proceso básicamente sigue siendo el mismo: emular un diseño digital que hemos enviado a la impresora a través de un sistema de bandas que van depositando el material, normalmente ya endurecido, en capas y capas hasta obtener el resultado final, por supuesto, en tres dimensiones. La calidad de los trabajos dependerá, por supuesto, del tipo de máquina que usemos, de su sistema y también del material utilizado, pero en general los resultados suelen ser bastante impresionantes.
Existen cuatro tipos de impresoras 3D, diferenciadas según su proceso para crear el modelo en tres dimensiones. Las impresoras 3D por estereolitografía, conocidas también como SLA, producen la pieza a través de la utilización de una resina fotosensible, para darle forma a través de una luz ultravioleta. Los resultados son de muy alta calidad, pero se desperdicia algo de material. También están las impresoras de Sintetización Selectiva de Láser, que utiliza un método parecido, pero con láser en lugar de luz UV, lo que le permite utilizar mayor cantidad y variedad de materiales. Las impresoras 3D por inyección son muy parecidas a las de tinta, e imprimen un polímero líquido que se solidifica al entrar en contacto con la base. Por último, las impresoras por Deposición de Material Fundido suelen ser las más habituales en entornos caseros y no profesionales, por ser más económicas, aunque esto también significa que la calidad de sus piezas no es tan grande.
Solo con imaginar lo que se puede llegar a hacer cuando tenemos una de estas máquinas en casa ya nos podemos hacer una idea de la revolución que puede suponer. Construir casi cualquier tipo de material en nuestro propio hogar, con el ahorro que eso supone, crear de forma masiva herramientas y útiles de todo tipo, también soluciones médicas, e incluso todo tipo de objetos que necesitamos en nuestra vida diaria. Las impresoras 3D se están utilizando ya en la sanidad, en la educación y por supuesto, en las fábricas para crear un mayor número de herramientas que nos permitan conseguir los objetivos de producción de una manera más rápida y económica. Es casi como tener una imprenta en casa, solo que con ésta podemos crear todo tipo de objetos, con la ventaja que eso supone.
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