Un plato caliente y caldoso de inspiración oriental.
Leo en la Wikipedia sobre el Falafel: "A pesar de que su origen es incierto, se cree que es original de la India, donde se cocinó en un pan con especias amargas. La palabra "falafel" viene de la palabra árabe فلفل (filfil), que significa pimiento, y probablemente del sánscrito pippalī."
Aroma en el jardín, en la cocina, y en nuestro aliento.
El toque especial de esta ensalada de tomates es el pan caliente que se empapa de los jugos del resto de ingredientes.
Ofrenda veraniega.
INGREDIENTES:
Dos pimientos rojos carnosos.
Cebolleta.
Aceitunas.
Anchoas.
Queso feta o similar.
Aceite de oliva y sal.
Asar los pimientos lavados pero enteros, en el horno, a temperatura media, durante unos 30/40 minutos.
Dejar que se enfríen y retirar el rabo, las semillas del interior, y la piel del exterior, si están bien asados se despegará de la carne sin mayor problema.
Cortar en tiras.
Distribuir todos los ingredientes en una fuente y aliñar con aceite de oliva y sal.
¡Más fácil imposible!
No sé como siendo asturiana de nacimiento, he tardado tanto en subir la receta de la fabada. Aunque es una fabada de andar por casa, no muy historiada, un plato de elaboración muy sencilla y con pocos ingredientes. Lo único fundamental es utilizar materias primas de buena calidad: Fabas grandes y tirando a cuadradas, morcilla de cebolla y un chorizo estilo asturiano, con ahumado natural.
Para untar, para rellenar, para regalar, para pecar...
Con estos ingredientes más o menos se obtiene una cantidad ideal para guardar en un bote de 250 ml. Yo lo hago en poca cantidad pero podéis hacer más duplicando o triplicando los ingredientes.
INGREDIENTES
Dos huevos.
La ralladura de un limón.
75 g. de azúcar.
50 g. de zumo de limón.
50 g. de mantequilla a temperatura ambiente.
Mezclamos todos los ingredientes en la trituradora y obtendremos un líquido grumoso con aspecto de cortado, no pasa nada, los grumos son los trozos de mantequilla, se disolverán en cuanto reciban un poco de calor. Lo ponemos al baño maría y vamos removiendo con las varillas de repostería. Primero se derretirá la mantequilla y el aspecto de la mezcla será ya homogéneo. Al poco tiempo empezará a cuajar. Removemos sin parar hasta que la consistencia sea tan espesa que la varilla deje rastro al remover.
Retiramos del fuego y dejamos enfriar. Conservaremos en el frigorífico.
Un pan con carácter. ¡Ideal para acompañar quesos!
INGREDIENTES (Para cuatro baguettes):
250 ml de cerveza rubia.
500 g. de harina de trigo.
Una cucharada de postre de azúcar.
Una cucharadita de te de sal.
Un cubo de levadura fresca prensada.
Amasamos todo y dejamos levar media hora. Desgasificamos y formamos las barras. Dejamos levar otra media hora.
En amasadora yo usé el programa de amasar sin cocción, formé las barras y las dejé levar media hora.
Precalentamos el horno a 220 grados y lo pulverizamos con agua para que se forme vapor. Introducimos las baguettes y horneamos durante 10 minutos vigilando que no se quemen, hasta que se doren a nuestro gusto. Comprobamos que están cocidas por dentro golpeándolas en la base. Cuando el pan está hecho suena hueco.
El queso de Valdeón es un aromático y algo picante queso azul producido en las montañas de León. Estando de excursión por Las Medulas probamos este plato en un restaurante de la zona y nos compramos la crema de queso sólo para hacerlo en casa. Se comercializa en tarros bajo la marca Garganta del Cares y es sólo para paladares amantes de los sabores fuertes. En su lugar pueden utilizarse unos trocitos de cualquier queso azul.
INGREDIENTES
Puerros tiernos y sin dureza central.
Queso tierno.
Queso azul o crema de queso Valdeón.
Un pellizco de sal.
La elaboración es tan sencilla...
Cocemos los puerros en abundante agua salada hasta que estén tiernos.
Los escurrimos y colocamos en recipientes de barro o material que pueda ir al horno.
Cubrimos con el queso tierno y unos trocitos de queso azul o una cucharadita de crema de queso Valdeón.
Metemos al horno a 200 grados hasta que la superficie esté dorada.
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Esta tarta está realmente buenísima. Cualquier otra descripción sobra, así que vamos con la receta.
INGREDIENTES:
180 g. chocolate negro.(70% cacao)
25 g. mantequilla
6 huevos
25 g. de azúcar glass.
Fideos de chocolate para decorar( o virutas, o almendras, o tiras de naranja confitada, o...)
Separamos las claras de las yemas en cuencos diferentes. Ponemos al baño maría el chocolate y la mantequilla y mientras tanto batimos las yemas con 15 g. de azúcar glass hasta obtener una mezcla espumosa y blanquecina.
Montamos las claras a punto de nieve (si tenemos un poco de cremor tártaro podemos usarlo para que queden más firmes). Añadimos el azúcar glass restante (10 gramos) y seguimos batiendo hasta integrar.
Mezclamos el chocolate y la mantequilla, que ya estarán derretidos, con las yemas batidas. Añadimos un poco de merengue (al principio la mezcla estará muy espesa). Mezclamos el resto de las claras procurando no batir, con movimientos de abajo a arriba, hasta tener una mezcla homogénea.
Reservaremos un cuarto de la masa en la nevera, cubierta con un papel film pegado a la superficie, para que no se reseque. La otra mitad la horneamos a 170 Cº 15/20 minutos. Tiene que quedar cuajada pero no reseca, es preferible que se quede algo cruda por el centro. Ahí ya entra vuestra pericia con el horno.
Sacamos del horno y dejamos enfriar completamente antes de cubrir con la mezcla que tenemos reservada en la nevera. Como es una masa sin harina, puede tomarse cruda. Es prácticamente una mousse (Sin gelatinas), y la base de la tarta, una mousse al horno.
Decoramos con nuestro ingrediente favorito y guardamos en la nevera hasta el momento de servir.
Inspirándome en la famosa Torta de Guitiriz, este bizcocho de maíz es algo más ligero y húmedo gracias a la fruta rallada. No se hace con harina fina de maíz, (fécula), que es la que podemos encontrar bajo grandes marcas como Maizena. Tampoco es la harina de maíz precocida que se utiliza para hacer las famosas arepas (Por ejemplo la marca P.A.N.). Esta harina de maíz es la resultante de moler los granos enteros. Es relativamente fácil de encontrar en Asturias y Galicia, quizá sea más difícil de ver en el resto de la península.
INGREDIENTES:
Una medida es el volumen de una taza de 200 ml.
Dos zanahorias ralladas.
Una manzana rallada.
Una medida de harina de trigo.
Media medida de harina de maíz.
Un tercio de medida de azúcar.
Un tercio de medida de leche.
Dos huevos.
Un cuarto de medida de aceite de girasol.
Un sobre de levadura química.
Media cucharadita de canela en polvo.
Media cucharadita de cardamomo en polvo.
La ralladura de una naranja.
Es tan fácil como encender el horno para que vaya precalentando a 170 Cº, mezclar todos los ingredientes en un bol...
Embadurnar un molde de cake con aceite o forrarlo con papel vegetal para horno y hornear durante una hora aproximadamente. Al maíz le viene bien hacerse a baja temperatura y necesita bastante tiempo.
Napeado con chocolate resulta una combinación exquisita.
Los reyes magos me han traído una estupenda manga pastelera, y la he estrenado con estos petit-choux que hoy traigo para vosotros. Es una receta un poco laboriosa pero como siempre yo me las apaño para hacerlo todo más fácil...Pasad y leed...
INGREDIENTES (Para unas 24 unidades)
125 ml de leche.
125 ml. de agua.
90 g. de mantequilla.
180 g. de harina.
Un pellizco de sal.
4 huevos.
Ponemos a hervir la leche, el agua, la mantequilla y la sal, hasta que la mantequilla se derrita por completo. Entonces volcamos toda la harina de un golpe (como cuando hacemos churros) y removemos con fuerza hasta que la masa se despegue de las paredes formando una bola. Retiramos a una fuente y dejamos templar.
A continuación viene el paso más engorroso de todo el proceso, y es integrar los huevos en la masa cocida. Lo haremos de uno en uno porque de golpe es todavía más difícil, la mezcla no absorbe el huevo fácilmente, si no que se convierte en algo así como un montón de trocitos de masa lubricados por huevo. Hay que ser constante y paciente e ir aplastando los pedazos con una cuchara de palo hasta que todo quede perfectamente homogéneo, y cuando lo hayas conseguido, añadir otro huevo y seguir así hasta terminar con los cuatro. O... quizá... y ahí va mi truco: Si tienes las manos muy limpias, que para cocinar es requisito indispensable (o unos guantes de látex) y tan poca paciencia como yo, puedes meter las manos en la masa y estrujarla dentro de los puños. Es increíble lo rápido que se avanza con este método. Coges un puñado, lo aprietas dejando que salga entre los dedos, coges otra vez... en un minuto tienes la masa perfectamente lisa, homogénea y perfecta. Lo peor de " mi manera" es limpiarte las manos después aprovechando todo lo que se te ha quedado pegado. ¡Con lo que me gusta a mí trabajar con las manos!
Una vez lista la pasta para los petit-choux, sólo queda poner a calentar el horno a 220 Cº y formarlos sobre un papel vegetal sobre la bandeja del horno.(Yo usé diferentes boquillas porque lo que quería en realidad era estrenar la manga pastelera). Si te gustan redonditos, puedes colocarlos cucharada a cucharada.
Los hornearemos cerca de 20 minutos a 220 grados, cuidando de que no se quemen los picos que se hayan formado si los has hecho con manga (puedes aplastarlos con el dedo antes de meterlos en el horno, para que queden menos puntiagudos).
Es importante no abrir la puerta del horno durante la cocción, porque si se desinflan estará todo el trabajo perdido.
Una vez dorados e inflados, dejaremos enfriar y los rellenamos de lo que más nos guste (estarán huecos por dentro). Hoy los he hecho de crema pastelera y los he decorado con azúcar glasé y canela en polvo.
Si todavía os han quedado ganas de crustáceos o moluscos después de las festividades navideñas (¡Y todavía falta el día de Reyes!) Podéis hacer este risotto marinero, recordando, eso sí, leer las RECOMENDACIONES PARA HACER UN BUEN RISOTTO que publiqué AQUÍ.
INGREDIENTES (para 4 personas)
350 g de arroz arborio, carnaroli o bomba de calidad.
20 langostinos enteros.
Dos cebollas.
Un par de dientes de ajo.
Una zanahoria.
Un manojo de perejil
500 g de almejas.
75 g. de queso parmesano.
Un vaso de vino blanco (200 ml)
Un chorro de aceite de oliva.
Sal, pimienta, y una hoja de laurel si nos gusta.
50 ml de nata.
Primero pelaremos los langostinos y haremos un caldo con las cabezas y cáscaras, una cebolla, un diente de ajo, la zanahoria, unos granos de pimienta, una cucharadita de sal, y una hoja de laurel si es de nuestro gusto. Si tuviéramos unas cabezas o espinas de pescado estaría bien utilizarlas también. Aproximadamente un litro y medio de agua. Dejaremos hervir unos diez/quince minutos y después de probar y rectificar de sal si hace falta, colaremos y mantendremos caliente.
Por otro lado abrimos las almejas cociéndolas en una olla tapada con un poco de agua hirviendo. Cuando comiencen a abrir las reservaremos, desechando las que permanezcan cerradas. Investigamos el interior del resto para retirar posibles arenas o fangos.
Sofreímos el otro diente de ajo y la otra cebolla, picados en brunoise, cuanto más finos sean los trozos mejor, en un chorro de aceite de oliva. Cuando la cebolla esté pochada añadimos el arroz y revolvemos sin parar hasta que los granos se vuelvan de un tono más transparente. Echamos entonces el vino blanco sin dejar de remover, y a continuación, comenzamos a añadir el caldo cucharón a cucharón, dejando que el arroz absorba el primero antes de echar el siguiente. Fuego medio, el imprescindible para que hierva (el caldo que vamos añadiendo tiene que estar caliente para no cortar la cocción)
A los diez minutos apróximadamente podemos añadir los langostinos pelados, y seguir incorporando caldo sin dejar de remover con mucho mimo para evitar romper los granos de arroz.
Cinco minutos después agregamos las almejas, la nata, el parmesano rallado, y el perejil en abundancia. Probamos y rectificamos con más sal si es necesario. Una vez integrados todos los ingredientes, comprobamos que el arroz esté "al dente" y apagamos el fuego y dejamos reposar.
Podemos servir con más parmesano rallado y unas gotitas de aceite en crudo, tal y como está en la foto.
Hoy granizó gran parte de la mañana, y ya sólo ver una cazuela de barro con un guiso dentro parece que calienta el corazón. Una receta humilde que me recuerda a la cocina de carbón de mi abuela ¡Casi puedo oler el humo!
INGREDIENTES (para cuatro personas)
Una cebolla grande
Dos dientes de ajo.
Dos patatas medianas.
Un manojo de judías verdes planas.
Un chorizo, a ser posible curado y ahumado.
Una cucharada de pimentón.
Cuatro cucharadas de aceite de oliva.
Medio vaso de vino blanco.
Una pizca de sal.
Lavar bien las vainas, cortarles los extremos y retirar los hilos en caso de que hiciera falta. Trocear. Poner a hervir en agua con sal.
En otra olla, sofreír la cebolla y el ajo picados muy finamente, en el aceite de oliva, a fuego medio. Mientras, le quitamos la piel al chorizo y desmenuzamos o picamos en rodajas, como más nos guste. Lo añadimos al sofrito junto a la cucharada de pimentón y vamos dando vueltas. Pelamos y cortamos las patatas de manera quebrada; dejando que la última sección de cada corte se tronche. Al quedar la patata "rota" en vez de cortada en un tajo limpio, se deshará un poco con la cocción y esto hará que se espese la salsa.
Las añadimos al sofrito con chorizo y subimos el fuego para darle un golpe de calor y añadir el vino sin dejar de remover.
Sólo nos queda agregar las judías que ya estarán medio cocidas, con parte del agua que hemos utilizado para cocerlas. No toda, sólo la suficiente para apenas cubrir el resto de los ingredientes.
Dejar cocinar a fuego lento hasta que estén listas las patatas. Rectificar de sal si es necesario.
SI la salsa nos gusta más espesa, podemos añadir un poco de pan rallado y dejar cocinar unos minutos más.
Uno de los primeros platos que nos pone la abuela del Señor Amarenas los domingos.¡Riquísimos! Con estas cantidades saldrán apróximadamente tres docenas de buñuelos.
INGREDIENTES
Unos 300 gramos de espinacas frescas o 200 de espinacas hervidas y escurridas.
2 huevos.
120 gr. de harina de trigo.
Un pellizco de sal.
Un poco de ajo en polvo(opcional)
100 ml. de leche.
Una cucharada de te de levadura química.
Aceite de oliva para freír.
Hervimos cinco minutos las espinacas troceadas en abundante agua salada y escurrimos bien. ¡Parece imposible lo que menguan!
En un bol batimos los huevos. Añadimos el resto de los ingredientes menos las espinacas, batiendo enérgicamente. Podemos dejar reposar un rato y volver a batir, así se desharán mejor los grumos. Cuando tengamos una crema fina y lisa podemos añadir las espinacas cocidas y BIEN escurridas. Si queremos unos buñuelos más redondeados, la verdura ha de estar más picada. A mí me gusta notar la espinaca así que van casi enteras, y es la razón de las formas rocambolescas de los buñuelos de la foto, con los tallos disparándose para aquí y para allá.
Mezclamos bien la verdura con la masa y ponemos a calentar aceite en una sartén o cazo hondos. Es importante que haya suficiente aceite para que al freírlos floten, y así quedará un dorado homogéneo, mientras que si tocasen el fondo quedarían de forma aplastada y más dorados por las partes que rozan la sartén.
El aceite ha de estar a temperatura media, que no humee en ningún momento. Vamos vertiendo cucharada a cucharada la masa de buñuelos con espinacas con delicadeza. Al principio se hundirá pero saldrán a flote en unos segundos. Vamos dándoles la vuelta hasta que estén bien fritos, sin pasarnos con la temperatura del aceite (muy importante, o quedarán crudos por dentro además de degradar innecesariamente un aceite que se puede reutilizar).
Vamos retirando los buñuelos a un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite, y serviremos calientes, recién hechos.
¡El secreto de la glasa de los donuts!. No podía ser otra cosa, todo lo rico lleva grasa y azúcar, y esto no iba a ser menos: mantequilla y azúcar.
Yo los hice en la panificadora, pero con un poco de paciencia se pueden amasar a mano también.
INGREDIENTES:
500 g. de harina.
100 g. de azúcar.
Una pizca de sal.
Un huevo.
Una cucharadita (de las de café) de cardamomo en polvo.
La ralladura de una naranja.
25 g. de levadura fresca prensada.
200 ml de leche.
50 g. de mantequilla.
Para la glasa, mantequilla y azúcar glass.
Añadimos todos los ingredientes menos la mantequilla en la panificadora, en el programa de amasado sin cocción, y la dejamos trabajar por nosotros. Diez minutos antes de que acabe de amasar (en el libro de instrucciones suele venir el tiempo de amasado de cada programa) añadimos la mantequilla a temperatura ambiente, en pequeños trozos.
Si lo hacemos a mano será un poco más trabajoso pero el sistema es el mismo: Mezclar todos los ingredientes secos en un bol, añadir el huevo batido y la leche y remover. Terminar amasando todo y cuando esté integrado, aplanar, colocar la mantequilla en el centro, envolver, y seguir amasando hasta que todo forme una masa lisa y que no se pegue a la encimera.
Dejar levar hasta que doble su volumen.
Desgasificar con unos pequeños golpes y con la ayuda del rodillo de cocina aplanar hasta un centímetro y medio de espesor, aproximadamente. Recortar los donuts con la ayuda de una taza o molde, y agujerear el centro con un tapón. Yo usé uno metálico de una botella de aceite que cortaba muy bien.
Dejamos reposar una hora aproximadamente y procedemos a freír en aceite de sabor neutro. Yo usé girasol pero también vale el de maíz u oliva suave.
Para freír las berlinas el aceite no puede estar muy caliente porque se dorarían demasiado rápido sin crecer mucho, pero tampoco frío porque se quedarían muy duros por fuera. Podéis hacer pruebas hasta alcanzar la temperatura ideal con recortes sobrantes, pero para que os hagáis una idea yo usé la potencia cuatro en un mando que tiene seis.
Una vez fritos los vamos dejando sobre papel de cocina para que absorban el excedente de aceite y se enfríen un poco.
Preparamos la glasa: En el microondas derretimos unas tres cucharadas de mantequilla, y cuando esté completamente fundida vamos añadiendo el azúcar lustre que admita hasta obtener una consistencia tipo leche condensada. Si nos quedan grumos no pasa nada: Si dejamos reposar y volvemos a batir desaparecerán sin problemas.
Con un pincel de cocina pintamos los donuts o berlinas y a disfrutar... ese día, porque al día siguiente, y aviso porque el que no avisa es un traidor, de que se ponen reblandurrios en apenas unas pocas horas. He probado a congelar unos cuantos recién hechos (sin glasa) para chocolatear más adelante, ya actualizaré con los resultados del experimento.
Actualización: Efectivamente al descongelar quedan como frescos, pero pasadas unas horas comienza el proceso de reblandecimiento.
Una receta fácil de sabor muy característico que nos dejará la casa impregnada de aromas exóticos.
INGREDIENTES(Para 4 personas)
Dos pechugas de pollo limpias y en trozos de bocado.
Dos dientes de ajo picados o machacados.
Dos cebollas picadas en trozos lo más pequeños posible.
Aceite de oliva.
75 ml. de nata para cocinar.
100 ml. de caldo de verduras, pollo o en último caso, agua.
Una pizca de sal.
Una cucharada de postre de la mezcla de especias denominada curry.
Calentamos una sartén con el fondo pintado de aceite y a fuego fuerte procedemos a sellar los trozos de pollo. No los hacemos del todo, simplemente tiene que cocinarse la parte exterior quedando crudos por dentro. No hace falta cocinarlos más porque luego hervirán un momento con la salsa y si nos pasamos quedarían secos. Reservamos el pollo.
En la misma sartén y con un chorrito de aceite de oliva sofreímos la cebolla a fuego lento, hasta que se dore. Al llevar tanta cebolla es importante que la sofriamos bien, a fuego lento y durante mucho rato, porque si la hacemos a toda prisa luego nos repetirá.
Añadimos el ajo y la sal y sofreímos un rato más. Añadimos el vino blanco, la nata, el caldo , las especias, y dejamos reducir. Si nos gusta picante podemos añadir un poco de pimentón picante o pimienta negra.
Cuando los líquidos hayan reducido y todos los ingredientes se hayan integrado hasta formar una crema, añadimos los trozos de pollo y dejamos cocinar un par de minutos más. Servimos inmediatamente, yo aconsejo acompañarlo de un buen arroz blanco.
Esta receta de Melonpan, un bollo dulce extremadamente conocido en Japón y otros países asiáticos, la he hecho tal cual explican en uno de mis canales favoritos de youtube, Cooking with dog,y me ha parecido tan buena, que no puedo menos que traducirla aquí con mis resultados y ofreceros a navegar por sus recetas. Seguro que no dejaréis de hacer al menos una.
Este bollo no se llama Melonpan porque alguno de sus ingredientes sea el melón, si no por el cuarteado superior que quizá recuerde en algo a las estrías de algunos tipos de melón. No es más que un bollo dulce (con la masa tipo brioche) recubierto de una fina capa de galleta y azúcar, (por lo cual tendremos que hacer dos elaboraciones de masa diferentes), pero la textura y el sabor creo que merecen la pena. Vamos allá pues con la receta, tiene unas pequeñas variaciones sobre la original, pongo ambas y vosotros elegís.
INGREDIENTES
Para la masa de galleta:
25 g. de mantequilla sin sal.
35 g. de azúcar.
25 g. de huevo batido (el resto del huevo se usa en el pan)
80 g. de harina de repostería.
1/4 de cucharada de postre de levadura química.
Para la masa de bollería:
140 g. de harina de repostería.
25 g. de azúcar.
Una pizca de sal.
30 g. de huevo batido.
5 g. de leche en polvo desnatada +70 ml de agua tibia (yo usé 50 ml de leche)
15 g. de mantequilla.
Más azúcar para recubrir.
Primero nos ponemos con la masa de galleta con la que recubriremos los panecillos. Batimos el azúcar con la mantequilla hasta obtener una mezcla espumosa que blanqueará, y añadimos el huevo batido. Después vamos añadiendo la harina a la vez que amasamos hasta que todo esté integrado. Hacemos un rulo, lo envolvemos en papel film y reservamos en la nevera para que se endurezca ligeramente.
Mientras tanto hacemos la masa de bollería, en la panificadora es muy fácil: Seleccionamos el programa amasado, añadís todos los ingredientes menos la mantequilla, y dejamos hacer a la máquina. Cuando todos los ingredientes formen una masa compacta,casi al final del programa, añadimos la mantequilla. Las panificadoras que yo conozco suelen emitir un aviso ya previsto para este fin, antes de finalizar el amasado y comenzar el levado. Dejamos fermentar dentro de la pani el tiempo previsto por el programa.
Para la elaboración a mano os remito directamente AL VÍDEO ORIGINAL, porque aunque esté en inglés se ve muy bien todo sabiendo los ingredientes. Este proceso comienza en el minuto 2:00.
Cuando termine el proceso de levado y la masa haya crecido el doble, formamos los bollitos. En la receta original hacen 5, pero yo he hecho 6 y creo que quedan del tamaño perfecto, además de que es más fácil cortar las porciones iguales.
Hacemos 6 porciones con la masa de bollo, formamos bolas y las dejamos reposar.
Mientras, hacemos también 6 porciones con la masa de galleta, con las que formaremos bolas que aplastaremos entre dos papel film transparente, formando unas tapas finas.
Colocamos las tapas de galleta sobre cada una de las bolas, procurando no manipular demasiado porque con el calor de nuestras manos se habrán reblandecido. Envolvemos bien los bollitos, no hace falta cubrir el fondo pero sí que el borde de la galleta no quede visible. Procuramos que el bollito quede lo más redondo posible porque así son más bonitos...
Ahora viene lo complicadillo: Cogemos cada uno de los melonpan ya formados, y cogiendo un pellizco en la base, los apoyamos cara abajo en un bol con azúcar para que queden recubiertos. Luego con un cuchillo hacemos incisiones en forma de damero.
Dejamos levar una media hora en un sitio templado, y cuando hayan comenzado a abrirse por las marcas, horneamos en horno precalentado, a 170º durante 15 minutos. Cuidado con vuestros hornos, no se tuesten demasiado, el aspecto delicioso de estos bollitos se debe en gran parte al aspecto tierno de la galleta.
¿Por qué los americanos le echan nubes al chocolate a la española? No lo sé, me habéis pillado. Pero el chocolate y las nubes (allí los llaman malvaviscos) hacen buena combinación, como muestra, esta tarta.
INGREDIENTES
85 g. de mantequilla.
225 de azúcar glass.
esencia de vainilla.
2 huevos batidos.
85 g. de chocolate negro troceado.
150 ml de leche.
175 g. de harina de fuerza.
Una cucharadita de levadura química.
Para la cobertura...
175 g de nubes (el color de la cobertura dependerá del color de las nubes)
1 cucharada de leche.
2 claras de huevo.
2 cucharaditas de azúcar glass.
Ponemos a fundir el chocolate al baño maría, cuando esté fundido añadimos la leche al chocolate y mezclamos bien. Dejamos enfriar un poco. Mientras tanto batimos la mantequilla con el azúcar glass y la vainilla, y vamos añadiendo el huevo poco a poco hasta integrar. Puede parecer que se corta pero esto se solucionará al añadir el resto de los ingredientes.
Mezclamos la mezcla de chocolate con la de mantequilla y huevos, y añadimos también la harina y la levadura. Integramos todos los ingredientes perfectamente y horneamos en un molde engrasado, a unos 160º, 50 minutos aproximadamente. Cuidamos de que no se dore en la superficie cubriendo el pastel con un papel de aluminio en cuanto veamos que se ha hecho costra en la superficie.
Desmoldamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Para la cobertura, tenemos que derretir las nubes con la ayuda de una cucharada de leche. Fuego lento y sin dejar de remover. Dejamos templar mientras montamos las claras a punto de nieve. Añadimos el azúcar indicado para la cobertura y batimos hasta obtener un merengue muy firme. (podemos usar ácido tartárico para ayudar en la tarea).
Sólo nos falta mezclar el merengue con los dulces de malvavisco derretidos y dejarlo reposar un ratito antes de cubrir el bizcocho (que ya deberá estar frío).
Yo lo he decorado con pipas recubiertas de chocolate pero cualquier adorno oscuro que contraste con la cobertura quedará muy bien.
Decidida a hacer una trenza de brioche rellena de frutos secos me puse en la búsqueda de una masa que todavía no hubiese probado, y navegando navegando llegué a la página de Mari´s Cakes donde me encontré con un pan judío llamado Challah, parecido al brioche pero endulzado con miel, y me puse manos a la obra. Cambié un poco los ingredientes, la receta original la podéis encontrar aquí, y la que yo utilicé es la siguiente.
Los ingredientes para una trenza muy grande son:
550 g. de harina.
200 ml. de agua tibia.
4 cucharadas soperas de miel.
2 cucharadas soperas de azúcar.
1 cucharadita de sal.
25 g. de levadura fresca prensada.(un cubo)
3 huevos
60 g. de mantequilla a temperatura ambiente.
Para el relleno:
200 g de nueces picadas.
200 g de azúcar.
Un chorro de licor de anís.
Programamos la panificadora en el modo "masa", y añadimos todos los ingredientes de la masa menos la mantequilla, y procurando que la levadura no esté en contacto directo con la sal.
Dejamos hacer a la máquina hasta el último amasado, momento en el que añadiremos la mantequilla cortada en dados. Dejamos terminar el programa de levado y pasamos a formar la trenza.
Hacemos el relleno mezclando las nueces trituradas, el azúcar y el anís. Al principio parecerá muy seco pero en un rato se formará una pasta aromática y manejable.
En una superficie de trabajo limpia y enharinada, dividimos la masa en tres partes iguales y formamos unas planchas rectangulares de unos 20 por 40 cm. Si tenéis una cocina tan pequeña como la mía tendréis que hacerlas de una en una...
Sobre cada placa de masa extendemos muy bien una tercera parte del relleno, con la ayuda de una cuchara. Tiene que quedar una capa muy muy fina de frutos secos y cuanta más superficie cubra mejor.
Enrollamos cada una de las tres partes en sentido longitudinal para formar tres brazos de gitano muy largos.
A continuación con un cuchillo afilado hacemos cortes longitudinales en cada uno de los rollos, de manera que asome el relleno. Yo hice 4 cortes en cada parte.
Ahora viene lo cuidadoso. Trasladamos las tiras a una bandeja de horno cubierta con papel sulfurizado (cuidado que no se nos deshagan) y las trenzamos. En los extremos doblaremos la masa hacia debajo de la trenza para que queden unos rematese más estéticos.
Pintamos con huevo batido y al horno. El tiempo depende de vuestro horno, yo la he tenido una hora a 170º, cubriéndola con una hoja de papel de aluminio hacia el cuarto de hora de horneado, momento en el que ya se había formado una corteza superior que me permitía colocárselo por encima sin que se pegase a la trenza.
En la siguiente foto de un trozo de la trenza abierto con los dedos (sin cuchillo) se puede apreciar la dirección del alveolado cruzándose en la intersección de dos rollos.
El queso Afuega´l pitu es uno de los tipos de quesos producidos en Asturias desde hace más tiempo, parece ser que este queso aparece documentado ya en el siglo XVIII, lo que no sé es el porqué del nombre. Leo en algunos sitios que es porque se aprieta el paño donde se le extrae el suero, pero me parece más divertido pensar que es porque tragarlo es un tanto trabajoso, por esa textura pastosa que se te pega al paladar y que bien merece un trago de sidra para ayudar a bajarlo.
Cuando el queso pierde su frescura podemos darle una nueva vida añadiendo ingredientes que le den un poco de sabor y una nueva textura. En este caso yo añadí:
Ajo fresco.
Perejil fresco
Cebolleta.
Aceite de oliva.
Pimienta.
Lo metí todo en el vaso de la trituradora, junto con una buena parte de queso Afuega´l pitu. No especifico cantidades porque esto más que una receta es una idea que podemos hacer con cualquier queso fresco, y todo depende de nuestro gusto.
A mi madre le llaman Doña Caipirinha. Se ha hecho famosa con este cóctel en el camping donde veranea.
INGREDIENTES
1 litro de limones exprimidos.
2 o 3 limas.
6 cucharadas soperas de azúcar.
100 ml de cachaça.
Hielo picado.
El día anterior a consumir lavar muy bien y exprimir un montón de limones y mezclar el zumo con la cachaça y el azúcar. Dejar en un bote hermético con las cáscaras macerando toda la noche(El aroma de la cáscara le da un toque especial). Al día siguiente retiramos las cortezas del limón y añadimos las limas cortadas en gajos.
En el momento de tomarla, echamos una cucharadita de azúcar en el fondo de la copa, llenamos la misma con hielo picado, y servimos la mezcla anterior. Tomar con pajita, absorbiendo el azúcar del fondo para apreciar su textura crujiente en la boca.
Como casi no lleva alcohol, apenas sirve de aromatizante, ¡Está buenísima!
El verano, los calores, comer en el jardín, gazpacho y boquerones ¿Sigo estando en Galicia?
Hacer boquerones en vinagre es fácil pero laborioso. Limpiarlos es un autentico acto de paciencia, luego macerarlos, y finalmente, yo al menos, congelarlos por si en alguno de ellos reside el bichito parásito llamado anisakis. ¿Lo bueno? Que si los congelas en tuppers pequeños con la cantidad de boquerones que quieras servir, puedes tener boquerones en vinagre todo el año con el trabajo de un día.
Vamos con la receta. Yo generalmente hago medio kilo de pescado pero si tenéis ganas o un pescadero majo que os limpie los boquerones, podéis hacer más.
INGREDIENTES
500 g de boquerones frescos.
250 ml. de vinagre (de vino o manzana).
1 diente de ajo.
250 ml de agua.
Un par de hojas de laurel.
Perejil picado al gusto.
Sal.
Limpiar bien los boquerones es el secreto para que la carne del pescado quede muy blanca. Cualquier resto de sangre oscurecerá el resultado. Para limpiarlos, en el fregadero con agua muy fría. Con la ayuda de unas tijeras o con la uña si la tenemos resistente, rompemos la espina dorsal justo detrás de la cabeza, y tiramos de ella hacia el vientre. Arrastrará con ella todas las vísceras, rompiendo la piel de la barriga del pescado, que es muy frágil. Lavamos bien cada uno de ellos bajo el chorro del grifo, abriendo más con el dedo si es necesario, hasta eliminar cualquier resto de sangre o tripas.
Quitarles las espinas es muy fácil, tirando de la espina dorsal hacia el vientre también, se separará fácilmente y abrirá el boquerón en dos. Desprendemos la cola tirando de ella y seguimos limpiando hasta que sólo quede la carne limpia. Así unas 30 veces, hasta acabar con el medio kilo de boquerones. Ya os dije que había que tener paciencia. No hay que preocuparse por las pequeñas espinas finas como pelos que quedan prendidas en los lomos, se desharán con el vinagre.
Una vez limpios y requetelimpios los pescaditos, mezclamos igual cantidad de vinagre que de agua, y una cucharadita de sal, y los sumergimos en el líquido. Deben quedar totalmente cubiertos. Yo también añado un diente de ajo laminado y un par de hojas de laurel, aunque en muchas recetas recomiendan ponerlos en crudo al final. Yo prefiero hacerlo así porque me gusta el sabor del ajo pero no comerlo crudo, así que antes de servir retiro las rodajas del bulbo y no se encuentran en el plato, estando presente su sabor.
Dejamos macerar los boquerones toda la noche.
Si queremos acelerar el proceso, aumentaremos la cantidad de vinagre de la mezcla con agua. En un medio más ácido no hace falta tenerlos tanto tiempo, pero también quedarán más rígidos.
Al día siguiente se escurre bien el pescado, que ha de tener la carne blanca por fuera y por dentro (abrimos el más grueso para comprobar). Retiramos el laurel y el ajo, y colocamos en envases de plástico que puedan ir al congelador. Podemos aliñarlos con aceite de oliva antes o después de congelarlos, yo lo hago antes porque he leído que congelándolos protegidos con aceite se conservan mejor y se rompen menos, así que al colocarlos en los envases añado aceite de oliva virgen extra entre cada capa de pescaditos.
Dejar congelados al menos 48 horas para prevenir el anisakis.
Dejar decongelar a temperatura ambiente un par de horas antes de consumir, y esparcir perejil picado fresco por encima al servir. Una vez descongelados pueden guardarse en el frigorífico varios días, siempre cubiertos con aceite.
Recomendado acompañar con una buena cesta de pan para mojar el aceite de oliva.